Page 136

AEROPLANO 31

Estado en el que quedó el T.3-1 tras su accidente del 17 de marzo de 1964 (SHYCEA). Los tripulantes sufrieron heridas leves, pero el 744-43 resultó totalmente consumido por las llamas. La Maestranza Aérea de Madrid propuso su baja con fecha 23 de diciembre de 1970, propuesta que sería aprobada en enero de 1971. Hasta entonces había efectuado 12.183:35 horas de vuelo. Según parece, el accidente fue debido a una avería del regulador de la hélice, que ocasionó que ésta se embalara. T.3-57 (7) Este avión se había incorporado, por destino, a la Escuela de Polimotores de Matacán el 30 de noviembre de 1973, procedente de la Maestranza Aérea de Sevilla, donde había sido sometido a una revisión IRAN. El 3 de septiembre de 1976, el 744-57 fue programado para realizar un vuelo de instrucción, llevando a bordo al capitán profesor Eduardo García Luaces, a los tenientes alumnos Cuadra Lores, Maldonado Recuero y Pedrosa Rey y al sargento mecánico Álvarez Encinas. Una vez finalizada la misión, y estando ya cerca del punto inicial, la presión de combustible del motor derecho bajó casi hasta cero. Inmediatamente, el piloto pidió permiso a la torre para efectuar una entrada directa por fallo de motor –que le fue concedido– y puso la alimentación recíproca, para tratar de resolver el problema. Pero tuvo que quitarla, ya que vio que disminuía la presión del motor izquierdo y, en cambio, no aumentaba la del derecho y, además, estaban perdiendo altura. Cuando se hallaban a unos 120 metros sobre el terreno, pareció que el motor izquierdo respondía bien al requerírsele mayor potencia, por lo que el capitán decidió abanderar el derecho y tirar de los cuernos para salvar una loma que se interponía en su trayectoria. En ese momento, el motor izquierdo volvió a perder potencia y, como ya se hallaban muy cerca del suelo, no hubo más remedio que realizar una toma forzosa –en terrenos del pueblo salmantino de Aldeanueva– con el tren plegado, tras haber pasado por debajo de una línea eléctrica de alta tensión. Los tripulantes resultaron ilesos y los daños del avión fueron cifrados en sólo el 15% de su valor, si bien se decidió no repararlo, dado que este tipo de material ya estaba siendo retirado del Servicio. Hasta el momento del accidente, el T.3-57 había volado 27.639 horas y 15 minutos. Aunque no puede calificarse de accidente en el más estricto sentido de la palabra, no nos resistimos a incluir en este apartado el incidente que afectó al T.3-35 y a sus ocupantes8. Aeródromo eventual de El Carmolí, 7 de agosto de 1967. Fase preparatoria del ejercicio Sarrió II. El avión 371-35 había despegado de la base aérea de Albacete a las 20:50 horas, con destino a aquél y con objeto de efectuar tomas y despegues nocturnos como entrenamiento de infiltración y “exfiltración” de personal para dicho ejercicio. A las 21:50 tomó tierra sin novedad y, al iniciar la carrera de despegue cinco minutos después, fue ametrallado (con la mala fortuna de que una de las balas hirió gravemente al sargento radio Francisco Olaya Escribano, perforándole un pulmón y atravesando su cuerpo). ¿Cómo que ametrallado? Pues sí, así fue. El servicio de vigilancia de El Carmolí había sido alertado de que un “misterio- Hasta el 3 de enero de 1958, cuando tuvo que realizar la toma de emergencia en Ribarroja, el T.3-6 había efectuado, en total, 7419: 15 horas de vuelo (SHYCEA, archivo Azaola). 134


AEROPLANO 31
To see the actual publication please follow the link above