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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

SAN JUAN NEPOMUCENO. ALGUNAS NOTICIAS EN RELACIÓN CON EL MAR Y LA... trase en la Península. Aunque esta unidad fue suprimida el 31 de enero de 1748 por motivos económicos, y parte de la fuerza se quedó en La Habana mientras que el resto se volvía a Cádiz en 1750, el patronazgo se fue transmitiendo a los demás batallones del cuerpo —ocho en total—, como consta en la comunicación que hace el ya mencionado marqués de la Victoria y capitán general de la Armada, Juan José Navarro, el 16 de mayo de 1758. Conservamos publicado el sermón que pronunciara don José Martín y Guzmán, canónigo de la catedral de Cádiz, el 24 de mayo de 1758 en la fiesta celebrada por los Reales Batallones de Marina, en la parroquia gaditana de San Antonio, en honor de su patrón, san Juan Nepomuceno. Vemos, por tanto, que la veneración de este y la correspondiente celebración del día de su fiesta —16 de mayo— datan del siglo XVIII, aunque con posterioridad se llegase a aseverar que, en realidad, su vínculo con la Armada había venido dado en conmemoración de la batalla de la Albuera, librada el 16 de mayo de 1811. Y aun hubo una tercera opinión que lo asociaba a los sucesos del navío San Nicolás de Bari en el combate de Trafalgar, si bien, como apunta Rivas Fabal, la fama de este barco proviene del combate del cabo de San Vicente, en 1797, lo que sugiere que se trata de un error (15). Recuperando el orden cronológico de la narración, en 1733 don Álvaro de Mendoza Caamaño y Sotomayor (1671-1761) era nombrado vicario general del Ejército y la Armada. Nacido en Madrid, don Álvaro fue canónigo y arcediano de Trastámara en la iglesia de Santiago, abad de Alcalá la Real y Burgo Hondo, caballero de la orden de Santiago y capellán mayor del madrileño monasterio de la Encarnación —donde se conservan varias obras de arte que tienen al mártir checo como protagonista—, puesto que, poco después de 1778, ocuparía Pedro de Silva Meneses, hijo del marqués de Santa Cruz que había sido hermano mayor de la congregación de san Juan Nepomuceno localizada en la iglesia de la Trinidad, también en la capital. En calidad de sumiller de cortina de Felipe V, acompañó al monarca durante su estancia por tierras andaluzas entre 1729 y 1733, es decir, durante el denominado «lustro real». Todo esto, si bien es verdad que no asegura a ciencia cierta la relación entre este personaje y san Juan Nepomuceno, sí nos permite creer en un más que probable conocimiento del santo por parte de Mendoza, y perfila la posibilidad de que este incluso le fuera devoto, lo que redundaría de nuevo en la relación entre nuestro protagonista, la nobleza y la Armada (16). Podemos añadir algunos datos más acerca de la importancia del mártir checo en relación con la Infantería de Marina. En 1764, el capitán de fragata Juan Antonio Mozo de la Torre y Mozo dio una limosna de 300 reales de vellón para costear el nimbo de un san Juan Nepomuceno en Cartagena; en 1766, en Guarnizo, municipio cántabro del astillero, se construía el barco más famoso con el nombre del santo bohemo. Este San Juan Nepomuceno, cuyo primer diseño llevaba setenta cañones, aunque después se modificó para setenta y cuatro, desarrolló su primera misión al año siguiente, que fue, para- (15) MARTÍN Y GUZMÁN; RIVAS FABAL, pp. 311 y 330 (acerca del Batallón de Barlovento). (16) NEGREDO DEL CERRO, p. 72. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 59


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