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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 126

EL PRIMER PAQUEBOTE A LAS INDIAS (1764) cuya poca destreza obligó al paquebote a pasar más de diez días fondeado en las inmediaciones de dicho embarcadero pues, hasta el 20 de enero, no pudo hacer entrada en el puerto cubano. La tripulación se quejó de la actitud del capitán, que les había obligado a malgastar diez días varados cuando podían haber seguido rumbo a La Habana. Y es que, en efecto, los electos administradores de correos de México y Cartagena de Indias y el comisionado Pedro Antonio de Cosío habían prevenido a De Castro de que no era necesario arribar al puerto de Santiago de Cuba, y ello por distintas razones: — porque solo les había quedado un cajón rotulado de España a la isla de Cuba, el cual se disponía que se le entregase al gobernador y capitán general de dicha isla, conde de Ricla, residente en La Habana, urbe que era el auténtico el destino del paquebote; — porque el Reglamento Provisional, precursor de la creación de los correos marítimos, disponía que solo se debía recalar en Cuba si se podía hacerlo cómodamente, y no gastando más de nueve días en ello; — porque, en el caso de conseguir recalar en la bahía de Santiago, el cajón no se podía abrir allí, sino que debía ser enviado a La Habana, residencia del conde de Ricla, a quien correspondía ejecutar su apertura como comandante general de la isla; — porque si, por la tenacidad del capitán, lograban arribar por fin Santiago de Cuba, las cartas con destino a la isla, como ha quedado dicho, debían remitirse a La Habana por tierra, y carecían de orden particular que les previniese para ese gasto. Pero el capitán De Castro hizo caso omiso de dichas prevenciones y se mantuvo firme en su decisión de recalar en Santiago «salga lo que saliere » (51). A la llegada a puerto, se procedió a distribuir la correspondencia. La de La Habana se remitió por tierra al conde de Ricla; la de Nueva España fue recogida por una fragata que allí se dirigía; la de Cartagena de Indias y los demás reinos de Tierra Firme se apartó en espera de la arribada de una goleta próxima a salir hacia el puerto cartagenero. En esta goleta debían embarcar los comisionados del Perú y Cartagena de Indias, Pedro Antonio de Cosío, el administrador Roque de Aguión y Andrade y el oficial mayor interventor Manuel de Valbuena, cuya travesía a bordo del Cortés, así pues, concluyó en Santiago. El resto de la tripulación salió de la bahía cubana el 24 de enero de 1765, siguiendo su camino a La Habana para el avío de la correspondencia restante y, una vez cumplimentado esto, retornar a España. La travesía se presagiaba cómoda, y los vientos favorables deparaban una navegación por fin sosegada, hasta que, de súbito, la estructura del Cortés se estremeció de parte a parte. El paquebote había topado con unas peñas, contra (51) Ibidem. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 87


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