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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

EL TENIENTE gENERAL DE LA ARMADA DON JOSE PRIMO DE RIVERA y SU ... como un modelo de celo constante, valor y entusiasmo por la causa que defendía. Con las mismas fuerzas navales dirigió por mar el ataque a la plaza de Fuenterrabía del 11 y 12 de julio del mismo año, acción sobre la que el general Evans, en su parte al gobierno, se expresaba en estos términos: «Los vapores ingleses y españoles metieron en la ciudad de Fuenterrabía porción de granadas, y fue muy digna de notarse la intrepidez y arrojo de la Marina Real. No pudiendo los vapores y buques de cala subir más allá de la barra, el Sr. Primo de Rivera, de calado comandante general de las fuerzas navales de la costa de Cantabria, en persona, con las fuerzas sutiles, dobló la Punta de Hendaya, bajo el fuego del cañón enemigo, y en esta posición hizo fuego vivo sobre la plaza, bajo cuyos mismos muros llegaron unos 60 u 80 de sus hombres, y aun después de replegadas las fuerzas terrestres, se mantuvo en el río cañoneando al enemigo». Prosiguió ejecutando operaciones con las fuerzas confiadas a su mando, hasta que, por real orden de 20 del mismo mes de julio, se le nombra comandante general de Marina del Departamento de Cartagena. De resultas de ello, en octubre siguiente cesa en el mando de las fuerzas navales y se traslada a la corte, donde se hallaba cuando fue restablecida la junta de Almirantazgo, de la que el general Primo de Rivera fue elegido presidente. Esa distinción hubo de satisfacerle sobremanera, así como la concesión de la Gran Cruz de la Orden Militar de San Fernando, que S.M. le otorga por real título de 29 de octubre del propio año, en virtud de los servicios de guerra que había prestado a la cabeza de las Fuerzas Navales del Norte. En el ejercicio de este elevado puesto demostró aún más si cabe su entereza y rectitud en el ejercicio del mando y aquella energía de carácter de sobra acreditada para sostener los fueros de la justicia y de la razón cuando creía que se atropellaban. En este sentido, habiendo sido desterrados de Madrid, por aquel entonces, dos oficiales de Marina por causas políticas, estos acudieron al general Primo de Rivera para que, como jefe del cuerpo, los amparase en su desgracia y les permitiese subsistir en la capital hasta tanto había ocasión de transferirse a los puntos a los que respectivamente iban destinados, para evitar, como sucedió al fin, que alguno de ellos cayera en poder de los facciosos que recorrían las provincias de la Mancha. Así lo hizo Primo de Rivera, y por este proceder, que el gobierno no juzgó aceptable, el 13 de abril de 1837 fue relevado de la presidencia del Almirantazgo y destinado de cuartel a Sevilla. En las elecciones para diputados y senadores de 1837, y con arreglo a lo dispuesto en la Constitución promulgada en dicho año, la provincia de Cádiz lo incluyó en la terna para el Senado, y la Corona lo eligió al efecto. El 14 de junio de 1838 se le nombró comandante general interino del Departamento de Cádiz, destino que ejerció hasta el 8 de octubre siguiente, en que pasó a la capital a ocupar su escaño de senador. Fue nombrado ministro de Marina por real decreto de 12 de junio de 1839, en el gabinete presidido por don Evaristo Pérez de Castro, en el que asumió interina y fugazmente la cartera de Hacien- Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 109


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