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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

EL TENIENTE gENERAL DE LA ARMADA DON JOSE PRIMO DE RIVERA y SU ... paso austral (42). El capitán de fragata Primo de Rivera consumaba una parte importante de su carrera rodeando el Cono Sur en una navegación hazañosa para buque y tripulación. Regresado el 28 de febrero de 1814, solo Pavía señala que la Mercurio se había expuesto a una navegación muy exigente, afrontando muchos temporales a plena satisfacción. En cambio, los informes sobre el particular recogidos en su hoja de servicios son muy escuetos. Pero el Montevideo al que, una vez más, arriba Primo es una ciudad agonizante, y los elementos que la Mercurio traía a la plaza desde la Ciudad de los Reyes —nada menos que 300.000 pesos fuertes— eran una pequeña gota en ese mar de incertidumbres que vivía la causa peninsular en un momento en que el sitio arreciaba y, por añadidura, parecía que Buenos Aires había logrado armar una mediana fuerza naval. Pero, como si un destino errante lo condenara a no permanecer nunca más que unas horas con su familia, pocas semanas después de clavar el ancla en los fangos de la bahía, el 18 de marzo siguiente recibe orden de salir con una división en auxilio de los buques del capitán de navío jacinto de Romarate, empeñado en un combate en la isla de Martín García. El apostadero de Montevideo tenía las horas contadas. La salida de de Primo de Rivera al mando de unos escasos buques fue precipitada. Además, tres días antes el coronel de marina Guillermo Brown, al mando de la flamante flotilla bonaerense (43), había tomado Martín García y rechazado a Romarate hacia el interior del río Uruguay, lo que le colocaba en una posición de clara superioridad material y estratégica frente a los exiguos medios que podía poner en liza el mando montevideano. y con Romarate definitivamente embotellado río arriba, librado a sus exiguos y exclusivos medios (44), las fuerzas montevideanas, que subsistían merced a su dominio del Río, deberían por lógica hallar en el combate su tabla de salvación: «Los enemigos han mudado su plan de campaña haciéndolo defensivo por tierra y ofensivo por mar y no debe de quedar la menor duda que siendo estas operaciones las más temibles y de mayor consecuencia para el abasto y el mantenimiento de la guarnición y vecindario y por consiguiente a la conservación de la plaza, es del primer objeto e interés el hacer los mayores esfuerzos para destruir sus buques o mantener la superioridad de las aguas». (42) MARTINIC, Mateo: Historia del estrecho de Magallanes. Andrés Bello, Santiago de Chile, 1977, p. 85. (43) Aprovechando la extrema debilidad de España en la Península, Buenos Aires había planeado ya a finales de 1813 una campaña naval que aniquilara Montevideo. Hubo dos personajes clave en todo este asunto: el oriental Francisco Xavier de Viana y el estadounidense William White. El primero, como ministro de Marina, y el segundo, como inversor para la compra de buques y el enrolamiento de tripulantes. (44) BERTOCCHI MORAN, Alejandro: «Romarate y Otorgués; un episodio de la insurgencia rioplatense», en Revista de Historia Naval, núm. 62. Instituto de Historia y Cultura Naval, Madrid, 1998. Año 2014 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 123


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