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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 124

ALEJANDRO N. BERTOCCHI MORáN Son palabras del coronel josé de Villa Cevallos, segundo de las tropas montevideanas, que evidencian algo que en esas semanas posteriores a la caída de Martín García (45) presagiaban los mandos de la sitiada plaza: si se perdía el dominio del Río de la Plata, la plaza caería rendida por el hambre (46). Esta acción abre una página oscura en el historial de josé Primo de Rivera, pues los pocos documentos que esclarecen algo los sucesos de aquel marzo de 1814 traslucen una gran indecisión en nuestro personaje. y nótese que apenas tres meses después capitulaba Montevideo. Poseemos la carta que Romarate envía a su colega Miguel de la Sierra (47), fechada el 11 de ese mes, cuando la situación en Martín García aún se hallaba en tablas. De sus líneas extraemos un dibujo bien nítido de la gravedad de la situación, y de la perentoriedad de que llegara por fin el auxilio en camino, so pena de que la plaza tuviera que capitular (48): «Si V.S. ha echado fuera de ese puerto, como creo, a la Mercurio, Paloma, queches Hiena y Cisne, y se hallan sobre islas de Hornos o Balizas son perdidas las fuerzas de Buenos Aires, y si no será muy dolorosa su falta en esta acción tan crítica. Espero con la mayor prontitud me remita V.S. pólvora y municiones de todos calibres para reemplazar las gastadas en la acción que me tienen expuestísimo» (49). A la postre, Primo de Rivera no llegó a socorrer a Romarate, hecho que le ha valido al algecireño censuras sin cuento, basadas muchas de ellas en fuentes documentales de poco fiar, que recogen juicios teñidos de subjetivismo formulados por personajes concernidos personalmente en el asunto. y este descrédito del algecireño se extendió entre la opinión pública montevideana, que halló en la presunta «indecisión» de Primo de Rivera para consumar el socorro la clave del dramático desenlace posterior (50). Lo cierto es que la travesía de su división de Montevideo a Colonia no fue muy afortunada pues, luego de conocerse la suerte de Romarate, se despachó en su auxilio, con pólvora y municiones, una de las lanchas de la corbeta Paloma, que varó muy presumiblemente en los fangos del canal de las Limetas. Este hecho, según se indicó en el informe respectivo, fue determinante para que Primo de Rivera desistiese finalmente de ejecutar la operación, tal como señala Martínez (45) Martín García fue el despensero de la flota del piloto juan Díaz de Solís que, en 1516, descubrió el Río de la Plata. La razón de que se impusiera su nombre a la isla es que el mencionado piloto fue allí sepultado. La posición estratégica del enclave hizo que fuese muy disputado y que en su día se le denominase «el Gibraltar del Plata». (46) Archivo Artigas, Montevideo, t. XIV, p. 413. Cit. por ARGUINDEGUy, Pablo, y RODRÍ- GUEZ, Horacio: Las fuerzas navales argentinas. Instituto Browniano, Buenos Aires, 1995, p. 37 (47) El capitán de navío Miguel de la Sierra había relevado a Salazar en enero de 1812. (48) MTNEZ. MONTERO, p. 169. (49) Ibidem. (50) Ibidem, pp. 169-170. 124 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 124


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