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BOLETIN MUSEO AERONAUTICA 77

HISTORIA piloto, teniente Jennsen, cuyas horas de vuelo eran 10.600, 3.000 de ellas en DC-4, y completaban la tripulación el mecánico de vuelo Martin, el radio Lett y dos auxiliares de vuelo. El avión volaba a una altitud de 8.000 pies (2.438 metros), con rumbo 240º y en contacto con el radiofaro de Sevilla dentro de una espesa capa de nubes cuando, con el segundo piloto a los mandos, sufrió un brusco descenso de 500 a 600 pies. El piloto a los mandos pasó los motores a máxima potencia y subió el morro del avión pero no pudo evitar el contacto con el suelo, eso sí, antes del golpe cortó el contacto de los motores para evitar un posible incendio. Según el informe, el avión de cuatro motores quedó “con el motor derecho” desprendido y la punta del ala izquierda rota. Sin embargo el fuselaje sufrió pocos daños permitiendo que los ocupantes se mantuvieran en su interior para resguardarse del intenso frío reinante en aquellos momentos. El lugar del accidente, Paratas de Chorreras Negras, con 3080 metros de altura, estaba situado a unos cien kilómetros a la izquierda de la ruta que debía haber seguido el avión, aunque la tripulación no pudo explicar esta desviación. Desde el momento en que se conoció la noticia, la gente del pueblo se desplazó hacia el lugar del accidente para socorrer a los heridos y consiguieron llegar a los restos del avión a pesar de la gran cantidad de nieve acumulada en los caminos. Una vez allí, el practicante del pueblo (ahora conocido como ATS) procedió a una primera cura de los heridos más graves, teniendo en cuenta que no podían entenderse con ellos debido a la diferencia de idiomas. La oscuridad de la noche y la cantidad de nieve acumulada impidió que los componentes de la patrulla de rescate pudieran regresar con los heridos al pueblo, con lo que tuvieron que pasar la noche en el avión. Al día siguiente llegaron patrullas de rescate procedentes de distintos pueblos vecinos y ocurrió un desgraciado accidente cuando, para orientar a las patrullas, un cabo de la Guardia Civil efectuó varios disparos al aire. Al bajar el arma, posiblemente debido a tener los dedos agarrotados por el frío, efectuó un último disparo que alcanzó a uno de los vecinos que se encontraban colaborando en el rescate. La evacuación de los heridos continuó al día siguiente del accidente, bien en camilla o a lomos de caballerías, dejando a los espera de equipos adecuados de socorro que fueron llegando a lo largo del día. Llegaron equipos de la Guardia Civil, así como de Rota y Cartagena. De la base de Rota se desplazó un helicóptero que no pudo llegar a los restos del avión por las malas condiciones meteorológicas. Finalmente, dos días más tarde del suceso, los últimos ocho heridos más graves pudieron ser trasladados al hospital en Granada. El gasto en medicinas, principalmente morfina para calmar los dolores, ascendió a la cantidad de 1.960,54 pesetas 222888 BBBooollleeetttííínnn MMM...AAA...AAA... que fueron abonadas por los norteamericanos a la farmacia del pueblo. En cuanto a los equipos de rescate, en el Hospital Militar de Granada fueron atendidos ocho miembros de la guardia Civil aquejados de conjuntivitis y quemaduras en la cara producidas durante el salvamento. Aquejado de conjuntivitis también fue atendido un paisano que tuvo que ser hospitalizado por ello. El parte médico del herido por el desgraciado disparo del cabo de la Guardia Civil decía: “Herida por arma de fuego en la nalga derecha y ramas vasculares, penetrando a su vez en cavidad abdominal, lesionando el recto y estallido de vejiga y atravesando el muslo izquierdo lesionando los músculos y vasos.” La factura correspondiente ascendió a 2.315,64 por estancia en el hospital y 11.500 pesetas de honorarios médicos. Una vez recuperados los heridos, se trató de valorar los gastos ocasionados para su compensación. Los vecinos del pueblo “en cumplimiento de sus deberes religiosos y patrióticos no dudaron en arriesgarse en los horrores de la noche


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