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REVISTA GENERAL DE MARINA OCTUBRE 2016

TEMAS GENERALES barco para una operación de esa magnitud. Este, por su parte, intentaba, en los planes preparados, hacerlo en unas condiciones y con un despliegue que no podía garantizar la Kriegsmarine, y ni siquiera la Luftwaffe mientras no consiguiera imponerse en el aire, criterio que en ese punto coincidía plenamente con el de los británicos. El plan inicial fue modificado sustancialmente al caer Francia y disponer de los puertos franceses, belgas y holandeses que daban al canal de la Mancha, pensando realizar el asalto por el S, si esta fuera la decisión final que se adoptase. El Ejército, no obstante, que para sorpresa de la Kriegsmarine consideraba el paso del Canal como «un cruce de río en frente ancho» (5), pretendía una invasión de gran estilo, en amplio frente (6), porque lo juzgaba táctica y operacionalmente necesario, mientras que la Armada disentía y prefería desembarcar en un frente estrecho, yendo por el camino más corto, no solamente porque no podía proteger semejante volumen de tránsito hasta las costas británicas, sino porque ni siquiera tenía capacidad para embarcar a las tropas. Aparte del transporte y protección durante el tránsito —cuestión nada baladí—, la operación implicaba, a criterio de la Kriegsmarine, la limpieza de minas en el estratégico brazo de mar y, a su vez, el establecimiento de densos campos que protegieran los flancos de las rutas de invasión y particularmente de las zonas de desembarco; el emplazamiento de artillería (5) Según R. de Belot, «…los alemanes, pese a su fama, son incapaces de comprender la estrategia desde el momento que se convierte en naval» (Ibídem, p. 336). Contra el criterio del general Halder, el almirante Reader asesoró en el sentido que no se trataba de cruzar un río, sino un mar dominado por el enemigo… y cuya parte más difícil sería el continuo refuerzo de material y abastecimientos (Royal Navy, Amphibious Assault. Manoeuvre… p. 88). (6) En 1944 veremos a los aliados desembarcar en Normandía fuerzas muy superiores en un frente de solo 90 km; ello se debía, entre otras razones, a la particular visión de la estrategia anfibia británica ante las vigorosas y potentes reacciones acorazadas de la defensa alemana, que comprobaron y sufrieron en Dieppe, Sicilia y, sobre todo, en Salerno y Anzio, y que no se dieron en los frentes del Pacífico. Buscaban establecer varias cabezas de playa próximas para unidades de entidad división o cuerpo de ejército y que, además, estuvieran en condiciones de prestarse apoyo mutuo. Si alguna caía, el desembarco podía seguir adelante operando desde las demás. Los alemanes, por el contrario, habiendo capturado prácticamente todo el material pesado inglés en Dunkerque y sin que en junio y julio dispusieran los británicos en la metrópoli más que de una división mecanizada y otras 22 de infantería mal equipadas, con la mitad de sus efectivos de plantilla y apenas artillería (alrededor de 1/5 de sus efectivos normales), tenían pocas probabilidades de sufrir poderosos contraataques mecanizados contra sus cabezas de playa; por eso, y para reducir la vulnerabilidad en las playas de desembarco, es por lo que planificaron un desembarco en amplio frente. No obstante, desde el punto de vista naval, la Royal Navy y la US Navy, con la responsabilidad de transportar, apoyar y proteger el desembarco, con unos efectivos semejantes a los planificados inicialmente por los alemanes, eran del criterio de no extender en demasía el frente de desembarco por el gran esfuerzo que suponía para sus armadas, aconsejando frentes más reducidos que el mero despliegue terrestre operacional. En ese punto coincidían con el almirante Raeder. 416 Octubre


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