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Revista española de Defensa 325

fuerzas armadas Un miembro del Grupo Táctico Paracaidista a punto de tomar tierra. En otra zona de San Gregorio —debajo—, dos militares de la III Alcanzada la orilla, los AAV abren sus portones traseros y los fusileros saltan a uno y otro lado para desplegarse sobre el terreno. fuego, un controlador aéreo avanzado o FAC y un tercero encargado del apoyo a fuego naval— tiene la capacidad de corregir el fuego de todos los apoyos disponibles: naval, terrestre y aéreo, una singularidad orgánica específica de la Infantería de Marina. También son únicos de este Cuerpo los DASC (Centro de Apoyo Aéreo Directo) que controlan los medios aéreos que apoyan a la BRIMAR en operaciones anfibias, convirtiéndola, como señala el capitán Hugo Santos, en «la única brigada de España capaz de controlar su propio espacio aéreo». Y otra especificidad del TEAR son los vehículos de municionamiento que forman parte de una batería de 155 mm compuesta por seis obuses. «Se prepara la pieza y cuando se efectúa el disparo los observadores lo corrigen, después de los cálculos se vuelve a preparar la pieza con las correcciones realizadas», explica el comandante Eraso. Participan en este ejercicio Firex 122 miembros del TEAR y seis militares italianos de la Brigada San Marcos, reflejo de la interoperabilidad, ya que España e Italia cuentan con una brigada anfibia conjunta, la SIAF, y el intercambio de efectivos es constante entre ambos países. Los soldados italianos se encuentran en lo alto de una colina, junto con otras 49 personas que forman la batería que manda el capitán Santos. Los equipos ACAF, compuestos por cinco personas —un oficial que controla las aeronaves, un suboficial observador de fuego naval o spotter y tres efectivos de tropa, que son los observadores de artillería antiaérea—, les enseñan su funcionamiento y misiones: asesorar al mando en el empleo de fuego, controlar el tiro y observar el campo de batalla. ADIESTRAMIENTO EN LA SIERRA Mientras, en otra zona del Retín, por un lado, tres compañías de fusiles del BD-I practican el tiro de mortero directo e indirecto y, por otro, unos 80 militares del mismo batallón realizan su adiestramiento individual básico, tanto diurno como nocturno, con pistolas, C90, granadas y ametralladoras. Asimismo, en la pista de fuego, la primera tanda de 24 fusileros comienza a deslizarse por el suelo al tiempo que a su alrededor se suceden las explosiones. Los nuevos infantes de marina que acaban de llegar al TEAR después de hacer el período de instrucción en la Escuela de Infantería de Marina General Albacete y Fuster de Cartagena realizan en cuatro tandas este ejercicio que, simulando ataques de mortero en su posición, busca habituarles al ruido y, a la vez, generar confianza hacia los efectivos que están en el puesto de mando activando los explosivos. Lejos de ellos, 17 imponentes vehículos de combate Piraña y cuatro compañías, en total 200 infantes de marina del Batallón Mecanizado, mandado por el teniente coronel Juan Merello, se preparan para un ejercicio que durará seis horas y cuyo objetivo es mejorar el adiestramiento diurno y nocturno de la unidad, tanto en tiro como en maniobra. «Al igual que en cualquier unidad compleja, los medios son importantes», señala el teniente coronel Merello, «pero lo fundamental es el adiestramiento y la motivación del personal». Y ambos aspectos destacan en los miembros del Tercio de Armada. Verónica Sánchez Moreno Fotos: Pepe Díaz Son frecuentes los ejercicios con la unidad de marines de la base de Morón Febrero 2016 Revista Española de Defensa 29


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