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REVISTA GENERAL DE MARINA 270-4 SUP CERVANTES

TEMAS GENERALES Tripulación y travesía Si impactante resulta comprobar el cómputo de personas que participaron en la construcción del San Juan Bautista, también sorprende la desmesurada tripulación que embarcó en la bahía de Tsuki el 28 de octubre de 1613 rumbo a Acapulco. Unas 180 personas en total formaban la dotación del navío: diez samuráis pertenecientes al círculo íntimo del sogún de Japón —de los que se despidió el influyente almirante y ministro de Marina Mukai Shōgen (o Tadakatsu Mukai) (7)—, otros tantos samuráis de menor rango de la región de Sendai, unos ciento veinte marineros, comerciantes y trabajadores japoneses, junto a unos cuarenta ibéricos con distintas ocupaciones. El fraile Luis Sotelo, como cicerone de los japoneses en tierras españolas, formaba parte de la plana mayor que conducía el buque, junto al capitán y a varios timoneles (suponemos que lusos o castellanos), que se irían turnando en la guía del galeón durante el viaje. Para sorpresa del lector, diremos que en solamente 45 días la nave estaba concluida y lista para hacerse a la mar. Un tiempo récord teniendo en cuenta el mérito adicional de haberse realizado sin tener modelos directos de los que copiar. En cuanto a su travesía, recordemos que su puerto de origen fue el de Tsuki-no-ura, en la prefectura de Miyagi, de donde partió hacia Acapulco, ciudad a la que llegó después de tres meses de travesía marítima siguiendo el itinerario del denominado Galeón de Manila, el cual proyectaba un arco poco pronunciado entre tierras niponas y mexicanas. No tenemos muchos datos al respecto sobre esta etapa, salvo la dureza que suponía navegar por el océano Pacífico de la época. Sí sabemos que estuvo fondeado alrededor de un año en el puerto mexicano, desde donde luego retornaría a tierras niponas en 1615 con algunos mineros y religiosos franciscanos a bordo, mientras que Hasekura y sus hombres continuaban la travesía hacia Europa a bordo de otra nave. A pesar de no haber sido la nave en la que los japoneses llegaron a tierras españolas, sin duda, como bien ha señalado el profesor Tanaka, gracias al San Juan Bautista se pudo conseguir con éxito la hazaña de cruzar tan gran espacio marítimo. El galeón fue una herramienta imprescindible para que los legados japoneses pudieran visitar México, y luego España, Francia e Italia. El segundo viaje del San Juan Bautista se llevó a cabo en 1616, y debía recoger y llevar al Japón a Hasekura y su séquito. Al mando se puso al marino nipón Yokozawa Shōgen, quien debió de perder alrededor de un centenar de miembros de su tripulación debido a las enfermedades y otros contratiempos. En (7) También estuvo pendiente de la construcción del galeón y fue una notable personalidad en la corte del sogún. 596 Mayo


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