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BOLETIN INFANTERIA MARINA 26

LA DEFINICIÓN DE ... Para conseguir un enmascaramiento eficaz es entonces necesario que las curvas de reflectancia de las superficies que se deseen enmascarar sean lo más parecidas posible a las del entorno en que se van a encontrar dichas superficies, tanto en el espectro visible como en el infrarrojo cercano. Veamos con un ejemplo qué ocurre si no se cumple esta condición. La fotografía 1 está tomada con emulsión pancromática, sensible a las longitudes de onda del espectro visible, mientras que la fotografía 2 está tomada con emulsión sensible al infrarrojo. La vegetación, que en la primera imagen aparece de color verde, en la segunda aparece de color rojo intenso, debido a su alta reflectancia en el infrarrojo. Sin embargo, el césped del campo de deportes es verde en ambas fotografías. ¿Por qué? Porque es ¡césped artificial! Naturalmente, el fabricante sólo tuvo en cuenta que su reflectancia fuera similar a la de la vegetación en el espectro visible, pero fuera de esa banda las dos curvas de reflectancia no coinciden, como se aprecia Fotografía 1 Fotografía 2 Figura 2 BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 45 en la figura 2. Más adelante veremos cómo se incluye esta exigencia en las especificaciones técnicas de los colores de enmascaramiento. Además del color y la reflectancia, el brillo, definido como la capacidad de reflejar la luz, es la tercera propiedad de interés para caracterizar ópticamente una superficie. La reflexión de un rayo de luz incidente sobre una superficie puede tener lugar de forma especular, si el rayo es reflejado con un ángulo igual al de incidencia, o difusa, si la reflexión tiene lugar según diversos ángulos. La reflexión en las superficies brillantes es predominantemente especular, mientras que en las superficies mates es marcadamente difusa. 2.- lA dEFINICIÓN dEl Color La forma más inmediata de definir los colores es mediante muestras, pero este sistema presenta múltiples limitaciones en cuanto a las condiciones del observador, del entorno, de la iluminación y de la propia elaboración y conservación de las muestras. Por ello, sólo es válido en condiciones muy concretas, por ejemplo, para definir colores normalizados, tal como hace la norma UNE 48103:2014 5. Esto nos lleva a la necesidad de la definición de los colores mediante valores numéricos, lo que no es nada fácil: al igual que sucede con otras magnitudes, como el sonido, que el organismo humano es capaz de percibir directamente, el sistema de definición del color debe corresponderse con la percepción fisiológica, y ya hemos mencionado que el ojo humano es un mal instrumento óptico. El problema es ¿cuántas variables hay que determinar para caracterizar un color? La respuesta nos la da el modo en que los humanos percibimos el color. La retina del ojo humano está cubierta de células fotosensibles al color llamadas conos, de los cuales hay tres tipos (L, M y S) con diferente sensibilidad a las longitudes de onda del espectro visible, que se muestran en la figura 3. Se observa que los conos de tipo L son predominantemente sensibles al amarillo, los de tipo M al


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