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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 336

fuerzas armadas En una Banda de Música los instrumentos que proporcionan la melodía —como flautas o clarinetes— se sitúan en primer término alrededor llas actividades que realiza la misma. «Mi instrumento es muy versátil», reivindica. «Lo mismo construye acompañamientos rítmicos, por ejemplo, para los saxofones, que rellenos armónicos». También funciona muy bien como «aditamento a la melodía, haciendo contrapuntos para crear texturas musicales más complejas». Esa riqueza sonora que sugiere el brigada Cambronero con su instrumento es la que buscan los componentes de la banda para «ofrecer un mayor servicio, como Música que somos, a las Fuerzas Armadas y a la sociedad», dice su director, el teniente coronel Manuel Ruiz, quien define a la unidad como la Air Force Band del Ejército del Aire y la «tarjeta de visita» de su jefe de Estado Mayor. De cara al futuro, el objetivo que se plantea el responsable de la unidad es, por una parte, crear en su seno, con sus propios músicos, otras formaciones de estructura más pequeña, bien de música de cámara —como el quinteto de metales o el dúo de flauta y clarinete ya existentes— o una big band que lea y toque música de jazz, por ejemplo. La segunda aspiración es incorporar a sus programas obras de muy diversos estilos musicales y, por tanto, menos habituales en el marco de las actuaciones puramente militares y sin menoscabo del tipo de música que se interpreta en este ámbito. En esta línea de renovación suenan fantasías como la de El Quijote, ya citada, o la escrita para Saxofón Alto de C. Smith, otra de las obras contemporáneas clave de su repertorio, «una partitura difícil, muy compleja por la rapidez de ejecución, las dinámicas y los acentos que lleva», afirma el teniente coronel Ruiz después de finalizar el ensayo de esta pieza musical. DE GUERRA «Atentos tambores y cornetas, sobre todo los primeros. Deben sonar muy suaves». Su batuta, de nuevo levantada durante El pasado año la unidad ofreció más de 150 actuaciones musicales militares y civiles la interpretación de una de las más de 30 obras que ha compuesto, la Marcha de Revista Coronel Server, director entre 2006 y 2008 de la Academia General del Aire, recuerda que la unidad que dirige desde hace casi nueve años cuenta con una Banda de Guerra. Además de participar en eventos propios de este tipo de formaciones como son las retretas militares, «también nos integramos en la Banda de Música cuando se requiere la presencia de nuestras cornetas y tambores para la interpretación de una marcha o de otro tipo de composición», afirma la cabo María Gema Díez, uno de sus miembros y relatora de El Quijote. Esta fantasía y la Marcha de Revista Coronel Server son dos ejemplos de «los distintos estilos musicales que interpretamos en la unidad», dice su director. El programa de ensayos de la mañana incluye, además, el bolero Amapola con arreglos para banda, la Salve Aviadora del capitán Benito de las Cuevas, de carácter religioso, y el considerado primer himno del Ejército del Aire titulado A la aviación española del maestro Marquina —famoso por sus obras de zarzuela y, sobre todo, por el pasodoble España cañí— y cuya letra es de Hilario Omedes, ingeniero y militar. La obra fue compuesta entre 1931 y 1933, antes de que se creara oficialmente el Ejército del Aire, en 1939, y de que tomara forma el embrión, tres años después, de lo que hoy es la Unidad de Música del MAGEN. La partitura de su historia comenzó a escribirse en 1942 como banda de la Compañía de Honores de la Primera Legión de Tropas de Aviación. La Banda de Aviación ha sabido adaptarse a las nuevas tendencias musicales sin renunciar a su esencia: rendir honores o interpretar himnos, marchas militares y composiciones populares relacionadas sobre todo con la Zarzuela, un género muy próximo al castrense. 32 Revista Española de Defensa Febrero 2017


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