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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 336

Rafa Navarro/Foto: Pepe Díaz El Fondo anunciado por el presidente Junker en su discurso sobre el estado de la Unión, consiste concretamente en dos «secciones » o windows, como se las denomina en inglés. Una «sección de Investigación» para financiar proyectos colaborativos en investigación en defensa a nivel europeo. Sección que de hecho ya se ha puesto en marcha en la segunda mitad de 2016 a través de la llamada «Acción Preparatoria» y que debería dar como resultado un programa en Investigación en defensa en el Marco Multianual Financiero (MFF, en sus siglas en ingles) de la Comisión posterior al 2020. Las cifras que se manejan aquí son de 90 millones de euros hasta 2020 en la Acción Preparatoria y 500 millones anuales en el MFF posterior al 2020. Una «sección de Capacidades» para financiar desarrollos conjuntos de capacidades de defensa acordadas por los EM. Esta financiación provendría de las aportaciones nacionales y, donde fuera posible, apoyadas por el presupuesto de la UE. Como una estimación inicial en esta «sección» el EDAP habla de 5 millardos de euro anuales, cifra que se correspondería con el 2,5 por 100 del gasto total nacional en defensa en la UE y un 14 por 100 del gasto de capacidades en defensa completando con ello el objetivo de los EM participantes en la EDA de alcanzar un 35 por 100 en proyectos en colaboración del total de su gasto en equipamiento. La «sección de Capacidades» se desarrollaría en dos niveles. Un primer nivel, abierto a todos los EM y consistente en una «estructura paraguas» o «estructura marco» que establecería las reglas de juego y las correspondientes herramientas legales y financieras para el desarrollo de proyectos a través de normas comunes. Este primer nivel podría ayudar a compensar la falta de sincronización de los ciclos presupuestarios en los EM. El segundo nivel consistiría en proyectos específicos para el desarrollo conjunto de capacidades sobre la base de la participación voluntaria de los EM que tomarían las decisiones financieras y operativas para cada proyecto y todo ello dentro de las reglas establecidas en la «estructura paraguas». Estas «secciones» funcionarían a través de un mecanismo coordinado en forma de un «Consejo de Coordinación» en el que estarían presentes la propia CE, la alta representante, los EM, la EDA, y, en su caso, la industria, y que tendría como misión principal la de asegurar la máxima consistencia entre las dos «secciones » para apoyar de la mejor manera el desarrollo de capacidades que los EM acuerden y decidan de forma conjunta en un proceso de revisión anual coordinada bajo la dirección de los EM, la participación de la EDA y en base a propuestas de la alta representante acordes con las decisiones del Consejo. La gobernanza del EDAP, según el documento de la Comisión, estaría basada en un «Comité de Coordinación» para el caso de los fondos de ambas secciones, la de investigación y la de capacidades, y en un «Grupo Director» para la implementación (ISG, en sus siglas en inglés) del EDAP. Muchas preguntas van surgiendo en los foros de discusión internacionales, todas ellas relacionadas de una u otra manera con la potencial pérdida de soberanía que esta financiación europea de la defensa podría representar. La Comisión Europea ya ha convocado al ISG para una primera reunión el 17 de febrero donde solicita una representación conjunta de los EM tanto por parte del Ministerio de Defensa como del de Economía. Considerando la situación financiera de la defensa en Europa en general, y en España en particular, y los retos a los que nos enfrentamos a nivel nacional como son la financiación a través de presupuesto de los Programas Especiales de Armamento (PEAs) y, muy principalmente, de cara a lo que se ha venido llamando el «nuevo ciclo inversor» de la defensa, habrá que estar muy atentos a lo que emane desde Bruselas. Los recursos humanos y financieros que por parte del Ministerio de Defensa se inviertan en el seguimiento de todas estas iniciativas novedosas de financiación de la defensa provenientes de la Unión, serán seguro bien recompensados si al final de todo el proceso nuestras Fuerzas Armadas se benefician de la capacidades operativas que con ellas se adquieran y nuestra industria de defensa continua manteniendo el lugar que ha venido ocupando en el contexto europeo y que ha costado muchos años conseguir desde que se inició el proceso de modernización de los Ejércitos y la Armada española. La actividad internacional de la Secretaría de Estado de Defensa en este contexto seguirá siendo clave en ese futuro, no tan lejano, y por ello ya se ha puesto en marcha el correspondiente grupo de trabajo que, liderado por la DGAM, coordinará la postura española en el ISG teniendo en cuenta las opiniones de todos los actores implicados tanto a nivel de la administración (MINISDEF, MINECO, CDTI) como de la industria, a través de sus asociaciones TEDAE y AESMIDE. L Febrero 2017 Revista Española de Defensa 53


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