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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 336

p e r s p e c t i v a habiendo sido claves en el desarrollo estructural y económico de la Unión, nunca consideraron al sector de la defensa como parte de sus objetivos de financiación. El Plan de Implementación hace incluso referencia a una revisión ambiciosa en 2017 del mecanismo Athenas de financiación de las operaciones de la Unión, tema siempre complicado en las negociaciones inherentes al lanzamiento de nuevas misiones de gestión de crisis en el exterior. Pero, sin duda, ha sido el Plan de Acción de Defensa Europeo, refrendado por el Colegio de Comisarios de la Comisión Europea el pasado 30 de noviembre, el que ha incidido de forma directa en la financiación de la defensa en la UE. El esquema presentado por el EDAP es simple y directo. Europa debe adquirir mayores responsabilidades en el marco de su seguridad y la de sus ciudadanos. Ello significa que los europeos deben invertir en el desarrollo y obtención de capacidades claves para ser capaces de disuadir, responder y protegerse contra las amenazas externas, amenazas que hoy en día se originan principalmente fuera del territorio de la Unión. Europa en definitiva debe demostrar que puede actuar como un proveedor no solo de la soft security sino también de la hard security. Para que Europa sea capaz de identificar y obtener esas capacidades deben crearse las condiciones para una mayor cooperación que maximice la eficiencia de los gastos en defensa. Ello debe ir unido tanto a la creación de un mercado único europeo de defensa, reduciendo duplicidades, como al fortalecimiento de la base tecnológica e industrial de la defensa europea mejorando su competitividad y la innovación, también en beneficio de la economía en general. Beneficio que viene de la mano del efecto multiplicador del gasto en defensa en términos de creación de spin-offs y trasferencias de tecnología a otros sectores, y en la creación de empleos. En este sentido el EDAP hace referencia a los análisis relativos al sector en 2013, en los que se estimaba que cada euro invertido en defensa generaba un retorno de 1,6 euros, en particular a través de empleo cualificado, investigación y tecnología y exportaciones. No en vano es un sector que factura anualmente en Europa 100 millardos de euro y genera 1,4 millones de puestos de trabajo, directos e indirectos, y es un gran contribuidor a la economía general europea. Al mismo tiempo que la Comisión Europea reconoce en el EDAP que la decisión de invertir en defensa y lanzar programas de desarrollo de capacidades es una prerrogativa y responsabilidad de los EM, reclama como suya la responsabilidad de complementar, nivelar y consolidar los esfuerzos colaborativos de los EM en desarrollar aquellas capacidades que respondan a los retos de seguridad y que apoyen a la industria europea de defensa. La Comisión Europea ya ha venido desarrollando estrategias encaminadas a apoyar la competitividad y la creación de un mercado europeo de defensa más integrado. Principalmente a través de la Comunicación Interpretativa del artículo 346 del Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE) asociado al Tratado de Lisboa, de las dos Directivas, la de adquisiciones de seguridad y defensa y la de trasferencias intracomunitarias de bienes y servicios de defensa y seguridad, asociadas al denominado «paquete de defensa», lanzado en 2009 y a través de la Hoja de Ruta «Hacia un sector de seguridad y defensa más competitivo y eficiente» de 2014. Pero es en el EDAP en el que la Comisión, por primera vez, afronta en un solo documento las necesidades de capacidades, su financiación y el apoyo a la industria de defensa. Los tres pilares del EDAP abordan las necesidades, diferentes pero complementarias, del ciclo de desarrollo de capacidades enfocándose en las tecnologías y en sus productos derivados. El primer pilar es el del lanzamiento de un «Fondo Europeo de Defensa» (EDF, en sus siglas en ingles), el segundo el del fomento de las inversiones en la cadena de suministro (PYMES) y, por último, el del reforzamiento del mercado único europeo de defensa. Todo ello sin olvidar la necesaria búsqueda de sinergias cívico-militares en el marco de las políticas más generales de la Unión y teniendo en cuenta el trabajo ya llevado a cabo por la Agencia Europea de Defensa (EDA) en lo referente al Plan de Desarrollo de Capacidades (CDP, en sus siglas en inglés), las prioridades en I+T y el análisis de las actividades estratégicas claves. La inversión en defensa genera retornos en empleo, investigación, tecnología y exportaciones 52 Revista Española de Defensa Febrero 2017


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