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Boletin Infanteria Marina 24

HISTORIA ñoritas (en realidad personal femenino de la Royal Air Force vestido de paisano) que entre risas y copas flirtearon con los soldados y les preguntaron inocentemente por el motivo de su presencia en la zona, unidad a la que pertenecían, adiestramiento que llevaban a cabo… Para sorpresa de Otway ninguno de sus hombres dijo nada, aunque el teniente coronel siempre sospechó que la confraternización con las chicas de la RAF había sido tan estrecha que éstas no quisieron comprometer a los jóvenes paracaidistas revelando sus indiscrecciones. Todo estaba a punto para el gran salto. Los hombres del 9º Batallón no podían estar mejor preparados ni más motivados para la misión. Sólo había que esperar la orden de partida. La noche del asalto todo fue mal desde el principio. Los coletazos de una borrasca y la potencia de la artillería antiaérea alemana dispersaron las formaciones de aviones Dakota que trasladaban a los hombres. El salto resultó tan desastroso que seiscientos de los setecientos cincuenta hombres no llegaron a alcanzar el punto de reunión: Unos se ahogaron en los campos inundados por orden de Rommel, otros fueron hechos prisioneros. Los cinco planeadores que trasladaban el equipo pesado se desprendieron de sus aviones remolcadores y terminaron hundidos en el Canal, por lo que el Batallón perdió todos los detectores de minas, cañones anticarro, jeeps, suministros médicos y material de demolición. Pese a todo, Otway organizó cuatro grupos de asalto con los ciento cincuenta hombres restantes y a las 04.00 estaban listos para actuar. De los tres planeadores que debían trasladar a la Compañía A sólo apareció uno... que rápidamente fue alcanzado e incendiado por los disparos de la artillería antiaérea alemana. Todo el plan de asalto se había ido al diablo y Otway decidió no esperar ni un minuto más. Tras la explosión de los pocos torpedos Bangalore salvados del desastre, los cuatro equipos se lanzaron a una loca carrera entre las alambradas y las minas, llegando a las entradas de los búnquers de los cañones. Pese a la valiente reacción de los defensores alemanes, los cañones fueron destruidos. Coste de la operación: Más de la mitad de los asaltantes estaban muertos o heridos. Pero no había tiempo para lamentarse; había que avisar al crucero Arethusa de la toma del objetivo ya que, de no recibir señal alguna, abriría fuego para neutralizar la batería. A falta de radio, los hombres del 9ª Batallón dispararon varias bengalas amarillas y soltaron la única paloma mensajera superviviente de todas las previstas para el caso de que las demás comunicaciones fallaran. El Arethusa no llegó a disparar. Tras este premier combate, el 9º Batallón se dirigió hacia la playa Sword para enlazar con los comandos de Lord Lovat que venían desde la mar. Aunque se les BOLETÍN DE LA INFANTERÍA DE MARINA 74 Bunquer número 1


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