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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 112

EL DEBATE SOBRE EL EJÉRCITO COLONIAL EN ESPAÑA:… 75 estudiara un proyecto de ejército colonial para la zona de Melilla. El encargado de llevarlo a cabo, el comandante del cuerpo de Estado Ma-yor Enrique García Jurado, planteó en un breve escrito una dificultad decisiva y evidente: no había manera de desarrollar un proyecto sobre la organización de ese nuevo ejército colonial si el Gobierno no había de-cidido aún “nuestra política militar en aquella región” ni “la intensidad de nuestros propósitos expansivos”. Recordemos que exactamente esa definición estratégica era lo que Pedregal pedía al Gobierno en su inter-vención en el Congreso el 20 de octubre. A la vez, era muy difícil clari-ficar previamente esos objetivos políticos sin acuerdos internacionales que avalaran nuestra presencia militar más allá de los límites de Melilla, y nos permitieran dimensionarla y dirigirla. Y no dispondríamos de tal cosa hasta la firma del tratado franco-español a fines de 1912, que per-mitió el establecimiento del protectorado. Consecuentemente, el comandante se preguntaba en el mismo escrito si resultaba conveniente adjetivar de “colonial” la nueva organización mi-litar que se le pedía que proyectara, ya que los nuevos territorios ocupados durante la última campaña en Melilla no constituían “de jure” una colo-nia. Tales escrúpulos le llevaron a sugerir que, para evitar suspicacias, el nuevo ejército podía hacerse llamar, por ejemplo, “tropas del Riff”. Urgido por los compromisos del Gobierno ante la opinión pública, el ministro Aznar desoyó los argumentos que le venían del Estado Ma-yor Central y exhortó al comandante García Jurado a que centrara su interés en el ejército colonial alemán, caracterizado por la utilización de tropas y mandos indígenas, a menudo provenientes de otras colonias, siendo europea solo la oficialidad superior. Aunque tal modelo fue fi-nalmente rechazado, seguramente por la escasez de la recluta indígena que podía proporcionar el nuevo territorio y la ausencia de otras colo-nias que pudieran exportar a la zona de Melilla tropas de lealtad menos dudosa, nuestro comandante pudo presentar el 1 de octubre un pro-yecto basado fundamentalmente en el voluntariado europeo, pero sin renunciar al indígena, y con la participación de la infantería de marina. La idea era que los cuerpos de Ceuta y Melilla fueran reemplazando sus soldados provenientes de la quinta, obviamente por orden de an-tigüedad, con los voluntarios que se fueran presentando. A su vez, las unidades expedicionarias irían siendo sustituidas por otras de recluta indígena de nueva creación16. 16  Las órdenes de Aznar y las reflexiones, escrúpulos y proyectos del comandante García Jurado en BALLENILLA y GARCÍA DE GAMARRA, Miguel: La Le-


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