Page 145

REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... 57 vapores y un tonelaje de arqueo de 74.376 t, sin contar los diez vapores con 11.000 t en total de la Isleña Marítima de Palma, fusionada con ella. La Trasmediterránea poseía prácticamente la hegemonía de los servicios de cabotaje peninsular a excepción hecha de los correos subvencionados a América, adjudicados a la Trasatlántica. Mantenía también la casi totalidad de los servicios postales oficiales en el norte de África, Islas Canarias y Baleares, pero las circunstancias de la guerra le impulsaron a emprender interesantes navegaciones de gran cabotaje y altura, aunque evitando tráficos peligrosos. No obstante dos de sus vapores fueron torpedeados por submarinos alemanes: el Río Francolí y el Luis Vives, de 2.160 toneladas. El hundimiento de este último vapor (25 de setiembre de 1916) desencadenó una serie de protestas, concretadas en el ultimátum lanzado al Gobierno por los medios navieros, quienes advertían que si sus barcos no eran protegidos suspenderían todo el tráfico con destino a los puertos mediterráneos y cantábricos. Sota y Aznar, de Bilbao, tenían 31 vapores al comienzo de la guerra, perdiendo en su transcurso siete de ellos hundidos por los submarinos alemanes y cinco que vendieron a otras banderas ante el acoso de que eran objeto. En 1918 tenían 16 vapores en servicio, aspirando —según memoria de su gerencia— a una flota de cien vapores con medio millón de toneladas a adquirir en «circunstancias favorables», estímulo este surgido del beneficio líquido del último año de la guerra, que le dio un saldo positivo de 35 millones de pesetas (todo no iban a ser frustraciones y penurias). La Casa Pinillos de Cádiz no se vio afectada por pérdidas de guerra, si bien tuvo que lamentar el naufragio de su magnífico Príncipe de Asturias, en mayo de 1916, con elevadas pérdidas humanas cerca de las costas brasileñas, y en diciembre del mismo año perdió el Pío XI en viaje de Galveston a España, y posteriormente el Valbuena. Eran pues ocho al servicio de la Compañía, todos dedicados a líneas trasatlánticas, auténtico señuelo de la navegación comercial de más empuje. La Vasco-Andaluza de Ybarra y Cía. de Sevilla, con 27 vapores en servicio y dos en construcción, no perdió ninguno por causas dimanantes de la guerra pues, excepción hecha de algunos viajes a América, los tuvo adscritos al tráfico de cabotaje. En cambio a la Marítima del Nervión de Bilbao le torpedearon cinco vapores y se deshizo de sus barcos más inferiores mediante ventas más favorables. En 1918 poseía cuatro barcos de reciente construcción en astilleros nacionales, dos más antiguos y cuatro más contratados en la Sociedad Española de Construcción Naval de 5.500 t de peso muerto. Naviera también con buen impulso era la sociedad en comandita Hijos de J. Tayá de Barcelona, que en 1914 tenía un único barco dedicado a la importación de maderas, pero que con la guerra amplió considerablemente sus negocios, dando mucho que hablar sus constantes peripecias. En 1918 le torpedearon cinco vapores los submarinos alemanes y antes se habían perdido dos más por accidentes de navegación; pero los dirigentes de esta empresa, dispuestos a 344 Agosto-septiembre


REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014
To see the actual publication please follow the link above