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REVISTA GENERAL DE MARINA AGOSTO SEPTIEMBRE 2014

PRIMER CENTENARIO DEL INICIO DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL... caído los beligerantes, los galos utilizarían a prisioneros germanos como «escudos humanos», embarcándolos en sus buques hospitales con el fin de que no fueran torpedeados. Ante el recelo de los germanos, que no tenían la seguridad de que la medida quedara circunscrita a los beneméritos buques, el 26 de mayo de 1917 advirtió a sus adversarios que todo buque hospital aliado que navegara por el Mare Nostrum sería considerado como buque de guerra y tratado como tal. Aquello planteó un problema importante, pues los heridos debían ser atendidos en hospitales de campaña próximos a las zonas de combate, con los obvios inconvenientes logísticos y de seguridad que aquello representaba. A los gobiernos galo y británico se les ocurrió entonces que España nombrara a varios de sus oficiales para que se embarcaran en los buques como garantes de la legalidad internacional, impidiendo con ello un uso ilícito de la enseña de la Cruz Roja. Alfonso XIII acogió con entusiasmo la propuesta, pues como ya comentamos su deseo durante el conflicto fue erigirse en figura arbitral de él. No perdió tiempo pues para contactar con el Ejecutivo germano, que aceptó la propuesta. El EMA fue el encargado de recibir, entre los meses de julio y agosto de 1917, las solicitudes de los voluntarios y de su selección en base a sus conocimientos idiomáticos. Tras ser debidamente acreditados y expedírseles sus pasaportes diplomáticos, comenzaron a realizar dicha labor durante el mes de septiembre, embarcándose primero en los buques galos e incorporándose a los británicos durante los meses de septiembre y octubre. Un total de veintisiete jefes y oficiales españoles fue comisionado al efecto, catorce de aquellos embarcaron en buques británicos, nueve en naves francesas y cuatro en barcos italianos. Una «proposición indecente» Dando fin a este breve artículo, que no ha pretendido otra cosa que contar a grandes rasgos la labor que desarrolló nuestra Armada en el conflicto, no nos resistimos a relatar una propuesta, hasta ahora desconocida, y que nos llamó sobremanera la atención durante nuestra citada investigación en El Viso: el intento de la compra del acorazado España. Fue el día 11 de febrero de 1915 cuando nuestro embajador en Washington, Juan Riaño, recibiría una misiva firmada por un tal T. S. Todd, en nombre de la compañía de su nombre, en los siguientes términos: We make inquiry on behalf of a friendly power, at this time and expecting to remain at peace with all the powers of the world, to know if the Government of your Excellency would entertain a proposition to dispose by sale at an advantageous price, of the Battleship España. 2014 375


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