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mera vez que se iba a utilizar la radionavegación de la cual era un experto, no pudo participar por problemas personales. Franco eligió al capitán Julio Ruiz de Alda como navegante, operador de radio y radiogoniómetro, para sustituirle. Franco y Ruiz de Alda marcharon a la fábrica de Marina di Pisa para inspeccionar los equipos de radio y navegación y efectuar los vuelos de prueba y recepción del hidro. Rada quedó en Melilla, en la escuadrilla de De Havilland DH9 A estudiando el motor Napier Lion, que equiparía el nuevo Dornier. Llevaban casi un mes en la fábrica y la entrega del hidro se iba retrasando por diversos motivos lo que impacientó a Ramón Franco; sobre todo cuando se enteró que un piloto italiano, el Marqués de Casagrande, había despegado el 4 de noviembre para Argentina. Franco sospechó que los retrasos podrían haber sido debidos premeditadamente para dar ventaja a su compatriota. Por fin, el 11 de noviembre de 1925, salen con el nuevo hidro hacia Melilla con escalas en Barcelona y Los Alcázares, llevando al mecánico de la Fábrica Dornier, Adolfo Marguardt, que prestaba servicio permanente en Melilla. El avión elegido para el raid, como ya se ha dicho, era un hidroavión Dornier Wal de canoa, metálico, monoplano de ala alta, bimotor, con los motores en tándem situados sobre un castillete en el centro del plano. En Melilla se realizaron algunos trabajos y ajustes al W-12 (M-MWAL), mientras Franco y Ruiz de Alda viajan a Madrid para saludar al general Primo de Rivera, Presidente del Directorio, informarle del viaje y pedirle la ayuda de la Marina. El Almirante Cornejo, Ministro de Marina, pone a disposición del raid, como buques de apoyo, el destructor Alsedo y el crucero Blas de Lezo. A cambio, pide se incluya en la tripulación a un piloto de la aeronáutica naval. Franco accedió, aunque no muy complacido, pero con una condición y es que en la etapa mas larga por exceso de peso no podía acompañarles. El piloto designado fue el alférez de navío Juan Manuel Durán. Terminados en Melilla los preparativos y vuelos de prueba sólo faltaba un detalle, y como dice el mismo Franco: colocarle a la nave nombre adecuado, nombre que no sea fanfarrón y que en él se vea la esperanza y la decisión del éxito. Además debe de ir ligado a recuerdos históricos, ya que el vuelo ha de serlo. Después de barajar varios nombres “Plus Ultra” nos pareció el más apropiado. Franco continúa diciendo: “He puesto el "Plus Ultra" sobre la proa de nuestro avión, porque convencido como lo estoy, aunque públicamente sostengo lo contrario, de las enormes dificultades que posiblemente se nos puedan presentar a través de nuestro viaje, servirá la visión de tan alentador lema, para sobreponer nuestro espíritu a las flaque- 111 Hidroavión Dornier Wal “Plus Ultra”


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