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AEROPLANO 29

El mes de agosto de 1924, con Primo de Rivera ya en el Gobierno, recibió el encargo de organizar y dirigir un curso especialmente diseñado para jefes de aviación. Su contribución como ponente consistió en una serie de conferencias agrupadas en tres bloques, doctrina de guerra, táctica aérea y organización18. Finalizado el curso fue reclamado para hacerse cargo de nuevo de las FF AA, lo que ocurría a primeros septiembre de 1925 con el punto de mira puesto en Alhucemas. Las operaciones de desembarco aeronaval en la playa de Cebadilla, también citadas como Alhucemas fueron, en general, un éxito sin precedentes confirmando la importancia de la aviación. Los Estados Mayores se mostraron sorprendidos por la efectividad demostrada y el general Primo de Rivera, que ya había dado pruebas de creer en la aviación, tomó buena nota de la destacada actuación de las FF AA en campaña. Kindelán ascendió a coronel y tomó posesión de la Jefatura de Aviación en cuyo cargo pudo desarrollar un extraordinario proyecto. Impulsado por Kindelán, el Ministro de la Guerra general Juan > Kindelán atendiendo a dos invitados ilustres: doña Victoria Eugenia y doña Beatriz de Sajonia-Coburgo-Gotha, esposa del Infante (foto: de Alonso para Nuevo Mundo). O´Donnell Vargas presentó para su aprobación en Cortes un proyecto de decreto para la creación de la Jefatura Superior de Aeronaútica lo que significaba, tanto la aceptación implícita de la tesis de Kindelán en cuanto a la doctrina de empleo y la singularidad de la nueva arma, como el reconocimiento explícito de su importancia. Al ser nombrado para desempeñar la Jefatura, Kindelán aportaba su gran prestigio en un momento cumbre de su carrera. Durante el tiempo que estuvo en el cargo (quizás su etapa más fecunda), supo dotar a la Aviación Militar española de identidad propia siendo considerada, por su organización y características, como una nueva arma que gozaba de gran autonomía, con escalas independientes, funciones exclusivas, categorías profesionales nuevas e incluso uniformes propios. El mes de octubre de 1929 ascendió a general de brigada y el día 8 de marzo de 1930, coincidiendo con la desaparición de Primo de Rivera de la escena política, cesó como Jefe Superior pasando a presidir el Consejo Superior de Aeronaútica hasta la proclamación de la República. Tres días después abandonó España. Muy atento a los acontecimientos políticos, presentó una instancia al Ministro de la Guerra solicitando el pase a la segunda reserva, acogiéndose a lo que se conoció como Ley de Azaña19 con lo que se evitó firmar aquel corto texto, que aceptaron todos los que se quedaron en el Ejército, prometiendo servir bien y fielmente a la República, obedecer su leyes y defenderlas con las armas si fuera necesario. En el año 1934, con un gobierno favorable regresó a España, lo que le permitió colaborar en la preparación de la sublevación militar que daría origen a la Guerra Civil. Su relación con los generales Mola, Varela, Galarza y Fanjul entre otros, ha sido perfectamente documentada por Félix Maiz, recogiendo las innumerables y a veces rocambolescas peripecias en que llegó a verse envuelto para eludir la vigilancia de que era objeto. Nombrado Jefe de la Aviación, organizó el Puente Aéreo sobre el Estrecho y acompañó a Franco durante toda la guerra, convirtiéndose en uno de sus más eficaces colaboradores. En aquellos momentos, Kindelán vio pronto la conveniencia de un mando único y, aunque es muy posible que otros pensaran lo mismo, fue él el primero en manifestarlo y en apoyar la candidatura de Franco en las famosas reuniones de Salamanca. Sin embargo, no dudó en reprochar por escrito a Franco que le diera el mando de Pollensa y el empleo de teniente coronel a su hermano Ramón, sin haber contado con él. Ésta y otras discrepancias le fueron distanciando de Franco hasta llegar a un enfrentamiento, tan desigual, que sólo le podía acarrear graves problemas. Finalizada la guerra y creado el Ministerio del Aire, Kindelán, que era el candidato óptimo, sufrió la humillación de ver como era nombrado Ministro del Aire un legionario al que no estuvo dispuesto a servir a sus órdenes (y así se lo hizo saber a Franco), llevando su decisión al extremo de no solicitar el ingreso en el recién creado Ejército del Aire y regresar a su Arma de procedencia. Su enemistad con Franco y el franquismo habían empezado a pasarle factura. La década de los años 1940 fue terrible para Kindelán que, haciendo causa común con su gran amigo el infante don Alfonso de Orleáns, se sumó activamente al movimiento que reclamaba la restauración legistimista de la Monarquía en don Juan de Borbón, enfrentándose a Franco en una lucha que sólo le acarreó disgustos: destituciones, disponible sin motivo profesional justificado, seis meses deportado en Garachico, dos meses en el Fuerte de Guadalupe (San Sebastián), pérdida de la carrera, censura de su discurso de ingreso en la Academia de la Historia y humillaciones sin fin que aguantó estóicamente. También es cierto 31 > Emilio Herrera al inicio del año 1914 cuando fue destinado a África para hacerse cargo de la primera Escuadrilla Expedicionaria, relevando a Kindelán (foto: Archivo Histórico del Ejército del Aire).


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