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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

Los monitores del centro registran diariamente más de 75.000 trazas de embarcaciones en las zonas de interés sionales del sector con intereses en este ámbito y, por supuesto, barcos y embarcaciones. «El COVAM no es un centro de coordinación estatal», subraya el capitán de fragata Bienert. Sin embargo, sus instalaciones cuentan con «determinados puestos» reservados para que opere desde Cartagena personal civil o militar, por ejemplo, del Ejército de Tierra o de la Guardia Civil. El jefe del COVAM justifica la dedicación full time de sus miembros porque «las incidencias en la mar pueden producirse en cualquier momento ya que son de muy diverso tipo». Atentos a los monitores, el personal del centro contribuye a la vigilancia y la seguridad del tráfico marítimo frente a las amenazas de los piratas en el Índico en el marco de la operación Atalanta, pero también ante posibles ataques terroristas en el mar Mediterráneo aportando información a la operación de la Alianza Atlántica Active Endeavour puesta en marcha tras los atentados del 11-S o a los buques de la Iniciativa 5 + 5 de Defensa que patrullan en sus aguas. La labor de control y seguimiento del COVAM incluye acciones contra el tráfico de drogas, de armamento y de personas. También el auxilio en la mar en colaboración con la Sociedad Estatal de Salvamento y Seguridad Los buques de la Armada —en la imagen la fragata Navarra— garantizan la seguridad en las aguas jurisdiccionales españolas. Marítima. Así ocurrió hace poco más de un mes cuando coordinó los apoyos prestados por el patrullero Cazadora y el buque auxiliar Mar Caribe durante las tareas de rescate de un grupo de inmigrantes en el mar de Alborán. El COVAM también participa en la protección del patrimonio sumergido. Sus miembros realizaron recientemente un seguimiento durante meses del buque cazatesoros Ocean Endeavour hasta su puesta a disposición de la Brigada de Patrimonio de la Guardia Civil. Por su parte, las actividades de vigilancia pesquera durante las campañas atuneras, por ejemplo, se llevan a cabo en colaboración con el Ministerio de Fomento. El tráfico naval controlado desde el COVAM se refleja en sus pantallas como enormes manchas multicolores que rodean la Península Ibérica, las costas del Golfo de Guinea o las del Índico occidental y otras áreas de interés nacional hasta que el zoom las transforma en trazas de buques y líneas delimitadoras de espacios marítimos. «Este es el mapa con el que trabajamos, dice el capitán de fragata Bienert. Sus «formas caprichosas y complejas», componen las entre 75.000 y 80.000 trazas que registran a diario los monitores del centro. Tal volumen de información «es humanamente imposible de procesar», dice el jefe del centro. Los datos de los que se nutre pasan el filtro de su Sistema Integrado de Vigilancia y Conocimiento del Entorno Marítimo, «una coctelera virtual » donde se compila, recoge, fusiona y analiza esa ingente información, para obtener «la verdaderamente interesante », señala el capitán de fragata Bienert y «que requiere ser distribuida convenientemente para que sirva como fuente de asesoramiento al jefe de la Fuerza de Acción Marítima». Los datos con los que se elaboran las trazas se obtienen fundamentalmente del Sistema de Identificación Automática (AIS, en siglas en inglés). Su uso es obligatorio para barcos de más de 300 toneladas de peso, pesqueros de más de 15 metros de eslora y cualquier buque de transporte de pasajeros. En territorio nacional las señales VHF se transmiten mediante estaciones terrestres de telefonía distribuidas por toda la costa española, a las que se suman las de la Red de Puertos del Estado y las dos de la Armada en Tarifa (Cádiz) y Ceuta. COOPERACIÓN Esta información es compartida de manera recíproca con otros 70 países, lo que otorga al AIS una dimensión internacional muy amplia, aunque no total. El litoral del Cuerno de África, por ejemplo, carece de antenas receptoras de este tipo de señales. En el Índico el seguimiento de los barcos se realiza por otros medios de identificación. El más común es el sistema de mando y control Mercury, que enlaza a través de Internet de manera segura a todos los agentes que participan en el mantenimiento de la seguridad marítima en este área tan compleja. «Compartimos información con nuestros aliados», dice el capitán de fragata Bienert. En el marco de esta cooperación se incluye el control de aquellos buques no nacionales sospechosos de realizar actividades ilícitas. «Son barcos en permanente seguimiento que, nada más penetrar en aguas españolas hacen saltar todas las alarmas», subraya. La colaboración del COVAM en el Índico está muy bien valorada. «Las dotaciones de los buques se muestran satisfechos de contar con este gran hermano que le ofrece una información puntual de manera continua, para ellos muy valiosa por las zonas que transitan que son muy conflictivas». J.L. Expósito Fotos: Pepe Díaz Mayo 2015 Revista Española de Defensa 21


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