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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 317

misión cumplida en el Báltico Concluye la participación de los cuatro Eurofighter españoles en la vigilancia del espacio aéreo aliado del nordeste de Europa ALREDEDOR de 450 horas de vuelo, 329 salidas y una docena de interceptaciones de aeronaves militares rusas. Estas son las cifras que avalan el éxito de la primera misión de los Eurofigther españoles en el marco de la OTAN. Durante cuatro meses, entre el 1 de enero y el 4 de mayo, cuatro cazas C16 —denominación española del avión de combate europeo— del Ala 11 desplegaron en la base de Amari (Estonia) como refuerzo a la operación de Policía Aérea de la Alianza Atlántica en el Báltico. Además de contribuir a la defensa del espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania, los aviones de combate controlaron el tránsito seguro del tráfico aéreo en un área de entre 60.000 y 80.000 kilómetros cuadrados. Para ello, se han realizado una media de 100 horas de vuelo al mes y 20 salidas semanales programadas, tanto diurnas como nocturnas en misiones de adiestramiento. Gracias a este continuo entrenamiento ha sido posible reducir de 30 a 15 minutos los tiempos de reacción para poner el avión en el aire tras escucharse el atronador aviso de alarma en el barracón QRA (Quick Reaction Alert). Sólo uno de los más de 300 lanzamientos fue anulado por cuestiones de mantenimiento. Los responsables de la plena operatividad de los Eurofighter han sido los miembros del destacamento Ámbar. Pilotos, controladores, operadores, personal de mantenimiento, de apoyo al vuelo y de comunicaciones, bomberos, sanitarios …. Más de 200 hombres y mujeres han pasado por la base aérea de Amari distribuidos en tres relevos trabajando las 24 horas del día para conseguir que el primer escuadrón de combate expedicionario de los C16 estuviera siempre a punto. La mayoría del personal pertenecía al Ala 11 y en menor medida a otras Eurofigther del Ala 11 sobrevuelan Estonia durante una misión de entrenamiento. unidades, principalmente de los Escuadrones de Apoyo al Despliegue Aéreo de Zaragoza y Morón y de los Grupos de Mando y Control de Canarias, Madrid, Zaragoza y el Móvil de Sevilla. «La experiencia de Estonia ha sido muy positiva ya que se ha puesto de manifiesto la fiabilidad del avión al desplegarse en zona de operaciones teniendo en cuenta el hándicap de las condiciones meteorológicas extremas del país», aseguraba el jefe del destacamento, teniente coronel Enrique Fernández Ambel días antes de emprender el regreso a España. Los cuatro aviones que llegaron a Estonia el pasado 29 de diciembre son los más modernos de los 25 que tiene el Ala 11 de Morón. Ninguno de ellos superaba entonces las 1.000 horas de vuelo. Además pertenecen a la última tranch —los bloques o grupos de entrega en los que se divide el programa del EF-2000—y, por tanto, son «los mejor fabricados y los más pulidos», como coinciden en asegurar las tripulaciones de vuelo y de apoyo en tierra del destacamento Ámbar. Antes de viajar a Estonia se adelantaron todas las tareas de mantenimiento programadas para los aviones con el objetivo de llevarlos «limpios de potencial» preparados para aguantar cuatro meses sin inspecciones en un escenario muy exigente desde el punto de vista operativo, condicionado por una climatología extrema marcada por las bajas temperaturas, un techo de nubes muy también bajo y el fuerte viento en la pista. La misión de policía aérea de los cuatro Eurofighter españoles en la que también han participado otros doce cazas 22 Revista Española de Defensa Mayo 2015 Cristian Schrik


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