Page 12

EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 891 JUN 2015

considerándolas prácticas paganas e idolatras. Curiosamente, uno de sus libros, La Política en el nombre de la ley divina para establecer el buen orden en los asuntos del pastor y su rebaño, en el que marca la normativa adecuada al príncipe y sus súbditos desde la perspectiva de la Sharia, ha seguido publicándose a lo largo de los siglos y es hoy en día un libro imprescindible para comprender el fenómeno radical islámico. En él, resaltan dos conceptos, el de la sumisión total a Dios, que ya venía de Ibn Hanbal y el odio a los «otros» en forma de yihad7; concepto este en el que ya se incluye, además de los apostatas, a los kfir, a los no musulmanes. Ya en el siglo XVIII nos encontramos en la Península Arábiga con Muhamad Ibn Abd al- Wahhab, de bastante menor solidez doctoral pero que va un paso más allá del radicalismo doctrinal de Ibn Taymiyya. Ahora se trata de pasar a la acción con la destrucción de todo vestigio; solo la tumba del Profeta merece respeto. Los informativos televisivos nos han dado cuenta estos últimos años de la rabiosa destrucción de algunos de estos venerables lugares después de la toma de la zona a manos de algún grupo radical islámico que, sin duda, había bebido en las fuentes del wahabismo. Más importante incluso que su vertiente iconoclasta, es el hecho de la negación de las cuatro escuelas doctrinales; su literalidad interpretativa, su condenación de la innovación, su autodenominación como grupo auténtico respecto a los salaf y por ende la «desviación» del resto, lo que les llevó a considerar como infieles o apostatas a muchas de las diferentes sensibilidades musulmanas. Al-Wahhab es amparado por la tribu árabe de los Ibn Saud, en el centro de la Península, con quienes emparienta, y los que, tras apoderarse de casi toda la Península, pronto serán eliminados, aunque no del todo, por las tropas del virrey de Egipto a las ordenes de la Sublime Puerta. Allí quedará su semilla hasta que, ya en el siglo XX, y de la mano de una serie de circunstancias afortunadas, un jefe extraordinario como Muhammad Ibn Saud, el apoyo inglés durante la Primera Guerra Mundial —la película Lawrence de Arabia nos describe un idílica epopeya de esos años— y, finalmente, la aparición de petróleo en gigantescas cantidades convierten al país 12  REVISTA EJÉRCITO • N. 891 JUNIO • 2015 en una potencia económica capaz de exportar su ideología allende las arenas de los desiertos arábigos. NOTAS 1 El baazismo, de la palabra árabe baaz (resurrección), es un movimiento político de carácter socialista y laico que aparece en Siria en los años cincuenta, base de lo que después sería el movimiento internacionalista conocido como Panarabismo. Buscaba la unión de todos los países árabes con base en la lengua y no en el islam. De esta forma se lograba aglutinar a cristianos y judíos, muy presentes en Siria en esa época. 2 http://elpais.com/diario/2011/03/20/internacional/ 1300575615_850215.html 3 Los alauitas se encuadran dentro del chiismo duodecimano, es decir, aquellos que consideran en la estirpe de Alí al último y duodécimo imán, el madhí; no son proselitistas a diferencia de cristianos y sunitas, creen en la reencarnación y consideran que la mujer no tiene alma. Los sunitas los consideran blasfemos. 4 El núcleo central de estos rebeldes estaba formado por los «recitadores» del Corán, a los que se les suponía una gran cercanía a las revelaciones del Profeta y sus seguidores; combatientes, entendían que debía aplicarse siempre una justicia igualitaria y radical. 5 Pese a la enorme importancia de la doctrina chiita dentro del islam, ya que muchos analistas consideran el actual periodo de convulsiones en el mundo islámico como un episodio del enfrentamiento sunita/ chiita, no nos detendremos en ella por no apartarnos del objetivo de este artículo. 6 El sufismo de una manera genérica, con el riesgo que esta generalización supone, puede asociarse con la visión mística del islam, la comunidad personal con Dios y la relación de este con el cosmos. En algunos casos, en diferentes épocas y lugares, ha sido tomada como herejía y, desde luego, choca directamente con la interpretación integrista de Ibn Hanbal. 7 La yihad para la mayoría de los teólogos está compuesta por dos partes. La primera consiste en la lucha que todo creyente debe mantener consigo mismo para ser un buen musulmán; en la segunda, se trata de combatir a los malos gobiernos musulmanes, es decir, aquellos que no cumplen con la Sharia. El problema moral se presenta a aquellos fieles que viven en países no musulmanes. Desde la visión del radicalismo islámico la respuesta parece estar clara.n


EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL Nº 891 JUN 2015
To see the actual publication please follow the link above