10.º Aniversario de la Sección de Comunicación e Información

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tro de Defensa, los Embajadores de España en Kenia, Seychelles e Israel, el JEMAD (en dos ocasiones), el AJEMA y el CMOPS. Hemos organizado a bordo numerosas recepciones y comidas oficiales, y hasta una rueda de prensa en el hangar del buque, con numerosa presencia de medios de comunicación, que resultó todo un éxito. Aunque el buque ha puesto bastante de su parte, no podemos olvidarnos del constante apoyo recibido durante todo el despliegue. Desde el Mando de Operaciones, el Arsenal de Ferrol, el Estado Mayor de la Armada y la Flota, siempre han estado pendientes de atender con celeridad y eficacia las necesidades del buque. En la zona de operaciones hemos contado con el apoyo del entusiasta equipo del Atalanta Support Area de Djibouti, encabezado por el CF. Roberto Moreu, que tanto nos ha facilitado las cosas, algunas verdaderamente complicadas, así como de nuestros compañeros del Destacamento Orión, que además de elevar día tras día el prestigio de las Fuerzas Armadas con la calidad de sus productos de inteligencia, se han desvivido siempre por ayudarnos. A todos ellos les estamos enormemente agradecidos. La convivencia e integración a bordo de todos los componentes del heterogéneo contingente ha sido fantástica y, muy especialmente, con el personal extranjero. Vueltos a la normalidad, en las cámaras se nota el enorme vacío y silencio, comparado con aquellos días de enorme bullicio en los que crónicas de a bordo en la Cámara de Oficiales arranchaban más de cincuenta personas y en la de Suboficiales casi tantas. A finales de febrero, estadísticamente, el monzón de invierno empieza a remitir y ello implica que el riesgo de piratería aumenta. Por tal motivo, el equipo de Infantería de Marina del Tercio Norte fue relevado por un equipo de operaciones especiales. El grupo que llegaba era algo más numeroso que el que desembarcaba y, por limitaciones de alojamiento, necesitábamos dejar libres dos camas, por lo que el Segundo Comandante pidió voluntarios para regresar a España. Y no encontró ninguno. Esta es la mejor prueba del buen ambiente que ha reinado a bordo, de la profesionalidad de la dotación y de que la moral ha estado siempre muy alta. Y aunque ahora mismo estamos muy contentos habiendo regresado a casa, leemos con sana envidia los éxitos de la Infanta Elena y de la Reina Sofía y algunos ya empiezan a hacer cábalas sobre cuándo será nuestro próximo despliegue. Y, a medida que pasan los días, ya completamente absorbidos por la añorada rutina, la gente se va dando cuenta de lo muy afortunados que hemos sido habiendo tenido la oportunidad de vivir todo esto. CF. Enrique Cubeiro Cabello Comandante del BAC Patiño BIP 49 Excursión del Tiburón- Ballena. crónicas de a bordo pocos minutos ya quieren volver al barco, la búsqueda suele concluir con la localización de algún tiburón-ballena o, incluso, alguna manada. La reacción del grupo localizador suele ser siempre la misma: tan pronto se produce el avistamiento, los entusiastas excursionistas consiguen incumplir en apenas 30 segundos cada una de las instrucciones recibidas: todos los ocupantes del esquife saltan al agua a la vez y por la misma banda, arrancándose las gafas unos a otros, poseídos de una extraña fuerza que les impulsa a tocar a los tiburones una y otra vez y a nadar pegados a ellos, mientras disparan como locos los flashes de las cámaras submarinas. Solo les falta cabalgar a lomos del animal, aunque alguno está a punto de hacerlo, sin querer, al calcular mal el salto. La escala en Seychelles, que llegó aproximadamente en la mitad del despliegue, permitió recargar las baterías. La gente disfrutó de las paradisíacas playas, algunas, prácticamente, desiertas. Allí tuvimos la ocasión de confraternizar con la gente de los atuneros y de pasar una tarde muy agradable en el famoso Alakrana. Otras excursiones muy celebradas fueron el safari de Mombasa y la que congregó a cerca de dos tercios de la dotación, el 14 de abril, a Belén y Jerusalén. Y, por supuesto, las compras fueron parte fundamental del tiempo en puerto. En Djibouti, puerto que llegamos a considerar nuestra segunda casa, muchos aprovechaban las mañanas para acercarse a los puestos del centro de la ciudad, dónde eran inmediatamente asediados por los dicharacheros vendedores, que perseguían incansables a los nuestros provistos de elefantes de madera, collares, relojes de imitación, mecheros y mil cosas más: «amigo, amigo, español, Barcelona, barato». No había forma de quitárselos de encima. Pronto dominamos el arte del regateo y sabíamos que si nos pedían 5.000 francos djiboutianos por un elefante de madera, lo podíamos conseguir por 2.500 y, alguno de Cádiz, con buena labia, por 2.000. Por la tarde, nada mejor que el hotel Kempinski, en el que por 25 euros se podía disfrutar de su elegante piscina, con sándwich y refresco incluidos. Por la noche, la oferta se ampliaba; muchos regresaban al Hotel Kempinski para disfrutar de su buena cocina, su agradable ambiente y sus magníficas terrazas. Otros preferían el alborotado ambiente del centro, con sus coloridos y ruidosos locales, en los que una cerveza keniata sale por 1000 francos (unos cinco euros) y se puede bailar música española. El aspecto protocolario y de representación también ha sido muy importante. Durante estos meses el barco ha tenido muy ilustres visitantes, encabezados por S.A.R. el Príncipe de Asturias, que nos honró con su visita el 21 de marzo. También hemos recibido la visita del Minis- 48 BIP Celebrando el Paso del Ecuador. Safari en Mombasa.


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