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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 318

kosovo, la herida balcánica Ciudadanos de Pristina pasean por las calles engalanadas por el octavo aniversario de su independencia el pasado 17 de mayo. Casi ocho años después de separarse de Serbia, esta república continúa bajo la tutela militar, económica y diplomática de la OTAN y la Unión Europea Aunque más del 90 por 100 de la población de Kosovo es albanesa, los intereses geopolíticos y los enfrentamientos étnicos que han sacudido los Balcanes durante el siglo XX, hicieron del territorio una pieza suelta en el conflictivo tablero regional que terminó encajando, mal que bien, durante la época de Tito en el heterogéneo conglomerado yugoslavo. Kosovo, o Kosovo Metohija, según la denominación oficial de Belgrado, era una provincia autónoma de la república Serbia en el marco de Yugoslavia con abrumadora mayoría étnica albanesa. Para los serbios constituía algo así como el alma mater de su nacionalidad, una tierra casi sagrada desde la batalla del Cam- Desde que inició su andadura independiente en 2008, la antigua provincia serbia de mayoría albanesa, que hasta 1912 formó parte del imperio Otomano, sigue siendo en gran medida un territorio en conflicto, obligado a superar una serie de obstáculos diplomáticos y políticos para su reconocimiento internacional. Gran parte de las decisiones del gobierno kosovar, con sede en Pristina, están tuteladas por los principales países occidentales. Todavía quedan, además de Rusia, China y Serbia, cinco países de la UE que no reconocen al Estado kosovar: España, Eslovaquia, Grecia, Rumanía y Chipre. Vedat Xhymshiti/EFE po de los Mirlos (Kosovo Polie) que el 28 de junio de 1389 sostuvo el príncipe serbio Lazar contra el ejército turco que mandaba el sultán Murad I. Ambos, Lazar y Murad, murieron en esa lucha, y aunque derrotados, los serbios han visto en esa fecha su gran gesta patriótica y un elemento configurador de la identidad nacional. Kosovo, además, tiene para ellos un valor fundamental religioso, pues ahí se fundaron, y todavía perduran, los principales monasterios medievales de la iglesia ortodoxa serbia, considerados Patrimonio de la Humanidad por su alto valor artístico y simbólico. Seiscientos años después de la derrota de 1389, en el aniversario de la 56 Revista Española de Defensa Junio 2015


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