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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 318

desde las últimas elecciones parlamentarias celebradas en junio de 2014. Al menos dos partidos políticos, la Liga Democrática de Kosovo (LDK) y la Alianza para el Futuro de Kosovo (AAK) buscan compartir cuotas de poder en el gobierno con el PDK, aunque Thaçi mantiene el liderazgo por su particular y estrecha relación con Washington y la fidelidad demostrada en el cumplimiento de las instrucciones emanadas de la comunidad internacional. Pero muchos albanokosovares están decepcionados por el bajo nivel de vida y la falta de trabajo, mientras los cabecillas políticos medran escudados en la protección internacional y las diferencias sociales aumentan. EMIGRACIÓN La desilusión social generada se canaliza en parte por el partido nacional-populista de izquierda Vetëvendosie (Autodeterminación), cuyo dirigente Albin Kurti pide abiertamente el rechazo al acuerdo firmado en Bruselas en 2013 para normalizar las relaciones entre Belgrado y Pristina, y el fin de las negociaciones con Serbia hasta que ésta acepte la independencia de Kosovo. También propone este partido acabar la cooperación con EULEX y otros organismos internacionales que, en su opinión, impiden el control de los albanokosovares de su propio país. Vetëvendosie, que obtuvo el tercer lugar como fuerza política en las elecciones legislativas de 2014, con Kosovo —en la foto, refugiados durante la guerra— sigue siendo hoy el país europeo que más emigrantes genera. 15 asientos en el parlamento, representa la oposición más radical y popular al actual gobierno y pide la celebración de un referéndum para decidir la unión con Albania, un tema políticamente tabú en Kosovo. El parlamento kosovar se compone de 120 escaños, 20 de los cuales, al menos, están reservados a las minorías étnicas. La cámara está dominada por le élite político-económica del PDK y sus aliados (más de 70 diputados) y el resto se reparte entre partidos minoritarios y Vetëvendosie. Tras las elecciones se formó una coalición de partidos contrarios a que el PDK de Thaçi (que había conseguido el mayor número de votos) ocupara el gobierno y se produjo una crisis política que bloqueó las instituciones. Después de seis meses de incertidumbre y la intervención diplomática de EUU y otros países occidentales, el PDK consiguió conjurar el peligro al alcanzar un acuerdo con el LDK, principal partido de la oposición (fundado por Ibrahim Rugova), que decidió participar en el reparto de poder que le ofrecía Thaçi. Un pacto muy criticado por Vetëvendosie, que acusó al PDK y al LDK de estar al servicio de intereses extranjeros y llevar a cabo una política neoliberal que está desmantelando los servicios sociales. El forcejeo electoral y la disputa de los grupos políticos que controlan las instituciones no logran ocultar el hecho de que la crisis económica y la corrupción están minando la estabilidad de la zona. Miles de albanokosovares cruzan desde hace meses a diario las fronteras de Serbia y Hungría hacia el centro de Europa en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. Se trata en muchos casos de una migración ilegal —ya que los ciudadanos de Kosovo necesitan visado para los países del espacio Schengen— forzada por la falta de perspectivas interiores. Un 53 por 100 de la población albanokosovar tiene menos de 25 años, pero la tasa de desempleo juvenil supera el 55 por 100 en un país de casi 11.000 km2 y 1,8 millones de habitantes cuya renta per cápita ronda los 3.000 euros. La inseguridad social y económica generalizada induce a muchos kosovares a salir del país con ayuda de las redes mafiosas, en busca de trabajo y oportunidades en la UE y Suiza, aunque los únicos países a los que pueden viajar sin visado son Albania, Macedonia, Montenegro y Turquía. Solo en los dos primeros meses de 2015 han entrado en Alemania más de 20.000 albanokosovares, pese a que las autoridades alemanas rechazan la inmensa mayoría de las solicitudes de asilo, por considerar que Kosovo es ya un país políticamente seguro. La compleja situación interna de Kosovo, de acuerdo con la opinión de algunos analistas, puede generar un vacío de seguridad con repercusiones Pepe Díaz regionales. La Constitución actual declara a Kosovo un Estado laico, pero la mayoría de los albanokosovares son musulmanes, y eso hace que exista cierta preocupación en otros gobiernos de la zona por la posibilidad de actuación de los partidarios del autodenominado Estado Islámico (Daesh), lo que ha conducido a detenciones recientes de sospechosos de militar en diveras organizaciones yihadistas radicales. Fernando Martínez Laínez Junio 2015 Revista Española de Defensa 59


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