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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA Nº 310 OCT 2014

misiones internacionales La presidenta interina ha solicitado que se posponga el final de la misión europea, previsto para el 15 de diciembre cionales, que llegaron al país el pasado mes de diciembre. En un escenario de extrema violencia, los 6.000 militares africanos de la Misión Internacional de Apoyo a República Centroafricana con Liderazgo Africano (MISCA), con el apoyo de los 2.000 efectivos de la operación francesa Sangaris, han intentado pacificar la capital y las regiones interiores más convulsas, donde han conseguido desarmar a muchos insurgentes. Además, han protegido el éxodo masivo de más de 400.000 musulmanes hacia Chad y Camerún, y mantenido abierta la principal carretera por donde entran al país, desde el oeste, todas las mercancías y la ayuda humanitaria. A pesar de su incuestionable esfuerzo y de ser flanco de los ataques rebeldes, los militares africanos y franceses también han sufrido el rechazo de parte de la población, que les ha acusado de inoperancia y de parcialidad frente a los Seleka y los Anti Balaka. Al mismo tiempo, dentro y fuera del país, iba cobrando más fuerza la necesidad Catianne Tijerina/ONU de desplegar una misión de Naciones Unidas, que garantizase «con todos los medios» la protección de los civiles y, sobre todo, que paliase las carencias operativas de MISCA. Ceremonia de entrega de la autoridad a la MINUSCA, el pasado 15 de septiembre. La misión de paz cuenta con 7.500 efectivos. En marzo, el secretario general Ban Ki Moon reconocía que las fuerzas de seguridad internacionales desplegadas no eran suficientes: «Afrontar esta crisis exige la adopción de un enfoque único e integrado, plasmado en una operación de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas». Así, el 15 de septiembre —tal y como aprobó la Resolución 2149/2014—, MISCA fue relevada por la Misión Multidimensional Integrada de Naciones Unidas para la Estabilización de la República Centroafricana (MINUSCA). Ésta, además de proteger a la población, deberá apoyar a las autoridades de transición en los procesos de reconciliación, de rendición de cuentas y de desarme de los excombatientes, y colaborar en la reforma del sector de seguridad. Sin embargo, MINUSCA está lejos de ser la fuerza que necesita el país, y los principales obstáculos para garantizar su eficacia son su limitada entidad (tan sólo 7.500 efectivos de los 12.000 autorizados), sus carencias en trascendentes capacidades operativas y, sobre todo, las dificultades logísticas que va a enfrentar en un país con muy escasas y precarias infraestructuras. Por el momento, el reducido despliegue de MINUSCA ha sido posible gracias a la transformación de las fuerzas africanas de MISCA en cascos azules, pues el refuerzo internacional solo ha supuesto un incremento de unos 2.000 efectivos y no se espera una ampliación significativa hasta el mes de enero. Una limitación de gran calado que, con toda seguridad, hará que la operación Sangaris —que ya preveía una reducción de sus efectivos— reconsidere su permanencia en el país. Respecto a EUFOR RCA, su repliegue está fijado para el próximo 15 de diciembre; sin embargo, el general Pontiès considera que «estamos en un momento óptimo para tomar una decisión (…). Una extensión de tres meses podría ser la mejor garantía para que la situación en el terreno, que está mejorando, se consolide». En esta misma línea, la presidenta interina Samba Panza ha solicitado, en una carta dirigida a la nueva Alta Representante, Federica Mogherini, que posponga el final de EUFOR RCA, además de subrayar la gran labor de los militares europeos: «Las actividades de EUFOR son un permanente ejemplo para la población y para las autoridades políticas centroafricanas de que la fraternidad y una perfecta comprensión de los intereses comunes puede llevar a los pueblos a entenderse y progresar. Los jóvenes soldados y policías europeos muestran las virtudes de la reconciliación y el trabajo juntos». Hoy, el esfuerzo internacional —aún con sus limitaciones— está permitiendo aplacar la violencia fratricida y sectaria que ha hundido al país en el más absoluto caos, pero aún queda un largo camino para la total pacificación y la reconstrucción del Estado. Y, en este, la intervención militar nunca será la solución definitiva; pues ésta sólo llegará cuando un gobierno estable e inclusivo se responsabilice de la seguridad, la democracia y el desarrollo de la República Centroafricana. En la consecución de este objetivo, España deberá seguir prestando su apoyo, porque «en el mundo actual —como subrayaba el ministro de Defensa Pedro Morenés ante el Congreso— no hay cabida para el concepto de conflictos lejanos, porque todos, hasta los aparentemente lejanos, acaban siendo una potencial amenaza para la seguridad nacional». Tcol. Jesús Díez Alcalde (Analista del IEEE) Octubre 2014 Revista Española de Defensa 31


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