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MEMORIAL CABALLERIA 72

COLABORACIONES Española. Estos piensan rendir un homenaje a su Patrón Santiago y, a la voz de un jinete entusiasta, se concentran en Valladolid tres representantes de cada Regimiento llevando cada uno tres ordenanzas, uno de ellos trompeta y otro portador 50 de un guión con la Cruz de Santiago y el emblema regimental. Esta comitiva parte de Valladolid en dirección a Santiago de Compostela. En la última jornada, al divisar las torres de la Catedral, se reúnen los trompetas. Los jefes despliegan los pendones y los Clarines dejan oír el Toque de Oración. El día del Apóstol, los peregrinos jinetes situados en el coro, esperan con sus guiones el retumbar en la Catedral de los Puntos de Marcha de los clarines. Hay muchísimos más datos y acontecimientos que podríamos seguir exponiendo, pero desde que comienzan a desaparecer de las Unidades los caballos, marchan a sus grupas los sones floreados que durante siglos han llevado con ellos. Sólo algunas, y durante algunos períodos de tiempo, han mantenido las Bandas de Guerra de Clarines y bajos, e incluso, como el RCAC. «Pavía» nº 4, además de mantenerlos los vistió con los uniformes que el Regimiento usaba en 1909, los de «Húsares de Pavía». Dicha banda paseó por toda la geografía española ya no sólo el uniforme, sino esa música tan peculiar que posee la Caballería. Esta Banda, y sin que estuviese regulado, entre 1979 y 1989, fue una especie de Academia de donde salieron los últimos Maestros de Banda de Caballería, en total 14 Maestros y 4 Cabos de Banda. BANDAS DE CLARINES Las Bandas de Clarines de Caballería, como las llaman algunos, no es correctamente su denominación, sino «Bandas de Guerra de los Cuerpos Montados». Hay que tener en cuenta que menos la Infantería y la Marina, todas las Armas en su día fueron o tuvieron Cuerpos Montados, e incluso en sus primeros tiempos la Aviación, por lo que ésta también tuvo su Banda a Caballo. En esta formación musical no están sólo los conocidos clarines, sino que junto a ellos cabalgan los clarines bajos, que con los timbales o antiguos atabales formaban y aún forman el conjunto musical. Cada uno tiene un cometido; los clarines se suelen desdoblar, haciendo hasta tres voces, a la que hay que sumar el floreo. Los clarines bajos, igual que en las bandas de música, llevan el cometido de ejecutar un contrapunto como lo hacen por ejemplo la tuba y el bombardino; su tonalidad es una octava más baja que el clarín. Éstos, al ejecutar el tiempo, según los que posea la Banda también se pueden desdoblar. Todos ellos han cabalgado durante siglos. Según algunos historiadores, las Bandas de Guerra de Caballería se remontan a la época del rey Carlos III. Concretamente de una Orden de 1763, que data del 24 de mayo, en la que dice que los diecinueve cuerpos de Caballería por entonces existentes se refundieran para formar tan sólo doce, correspondiendo por cada Regimiento un Timbalero y 12 Trompetas. Habría que pensar que esto sería más que la creación una regulación, ya que los trompetas iban variando en su número según las disposiciones de cada momento, no siendo constantes en las unidades. Aunque con los existentes en cada época, sobre todo en acontecimientos de celebraciones o Paradas, las trompetas o clarines sonarían juntos. La denominación de trompeta o clarín ya la hemos visto, pero los cronistas e historiadores hablan de los dos indistintamente. Como el cronista Álvaro Flores que ya nos ha dejado constancia de las Bandas en el siglo XV, al describir el avance del rey Católico por los campos de Toro, hecho que recoge también el marqués de Santillana con los términos de «trompetas, atabales y tambores». D. Álvaro, además, en otra crónica de D. Fernando contra los portugueses, nos habla de unas agrupaciones de «Ginetes Trompetas Italianos». César Silió Cortés, en su obra «Isabel la Católica », hace varias referencias donde las Trompetas y Clarines están presentes: Maestro de Banda de la Policía Municipal de Barcelona (1974).


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