El incendio de la Academia de Ingenieros de Guadalajara, iniciado en la madrugada del 9 al 10 de febrero de 1924, supuso un duro golpe para el Cuerpo y también para la ciudad, tan vinculada a los ingenieros militares desde que en ella se instalaran en 1833. El viejo caserón de la que fuera antigua Fábrica de Paños, por el que habían pasado 105 promociones de ingenieros militares durante casi un siglo, ardía irremisiblemente en la madrugada de aquel fatídico día.
Los tres grandes baluartes de la institución, la Biblioteca, el Archivo y el Salón de Retratos, quedaron completamente destruidos por el fuego. En la Biblioteca se conservaban más de 28.000 volúmenes, el Archivo guardaba la historia de la Academia desde su fundación... y en el Salón de Retratos (y en los salones contiguos), se distribuía la Galería de Retratos de Ingenieros Ilustres, en la que se exhibían 104 retratos, entre óleos y ampliaciones fotográficas, de los que 73 fueron destruidos por el fuego. No obstante, algo más del 30 % de los retratos pudieron ser rescatados y hoy forman parte de las colecciones de bienes del patrimonio histórico mueble custodiado por el Ejército de Tierra.