La construcción de regímenes de seguridad colectiva, es decir de instituciones y procedimientos capaces de regular el uso de la fuerza armada a escala internacional, ha sido una constante desde comienzos del siglo XX. Tras el fracaso de la Sociedad de Naciones, esta regulación se consiguió con alcance mundial, de modo imperfecto pero relativamente eficaz, en el ámbito de las Naciones Unidas. La regulación internacional del uso de la fuerza no hizo desaparecer las clásicas alianzas defensivas, reconfiguradas ahora como complejos regímenes de defensa colectiva.
En esta obra, de carácter introductorio, se estudian los aspectos más relevantes de los regímenes internacionales de seguridad y defensa hoy existentes, mostrándolos como el resultado de los compromisos, siempre cambiantes, entre los actores que los conforman.