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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

200 VICENTE PUCHOL SANCHO lugares donde se habían ocultado durante la dominación republicana. Esta situación impulsó a publicar un nuevo bando con medidas más drásticas para combatirles, evitar que asesinasen impunemente a nuestros soldados o recibir ultrajes y befas131. Ese mismo día, Córdova escribió otra carta al general Wimphen, co-mandante general de las tropas expedicionarias austriacas, solicitándole la colaboración de la policía de Ancona para combatir a los asesinos de esta ciudad que se habían refugiado en Terni. En ella le sugería que los policías fuesen de forma secreta a Terni para identificarlos, detenerlos y ser entrega-dos a los tribunales132. El 2 de agosto el general publicaba otro bando más riguroso, por el que se daban 48 horas para la entrega de todas las armas que tuviesen los miembros de los cuerpos francos y del ejército regular, bajo pena de ser pasados por las armas; se condenaba severamente a quienes profiriesen pa-labras injuriosas hacia su santidad o rasgasen o emborronasen los bandos; los cafés y tertulias públicas debían cerrar a las 10 de la noche; todo el que fuese hecho prisionero por atacar a soldados españoles con cualquier tipo de arma, palo o bastón, sería juzgado y fusilado y los grupos numerosos que mostrasen resistencia a ser disueltos serían dispersados por la fuerza armada133. La publicación de todas estas disposiciones y las actuaciones de los soldados españoles que se hicieron respetar, produjeron sus resultados a los pocos días. Muchos republicanos abandonaron la ciudad y con ellos des-apareció la violencia134. La misma población, que al principio se mostró 131  MAE, legajo 851, Terni, 2-8-49 (original), Córdova a Martínez de la Rosa; copia en el legajo H-2661; la minuta en AHN.AN, Mendigorría, caja 159/26; MAE, legajo 778, Terni, 31-7-49 (original), Córdova a Martínez de la Rosa; hay copia en el legajo H-2661; y la minuta en AHN.AN, Mendigorría, caja 159/22. 132  AHN.AN, Mendigorría, caja 159/7, Terni, 31-7-49 (minuta), Córdova al Gral. Wim-phen. 133  AHN.AN, Mendigorría, caja 159/124, edicto de 2-8-49;c 158/48, Terni, 2-8-49 (cir-cular, copia), Córdova a Zavala, caja 159/49, Córdova al coronel gobernador de Ve-lletri. GIORGINI, Michele: op. cit., pp. 261-262. El Heraldo, 14-8-1849. El Clamor Público, 15-8 1849. El Católico, 14 y 15-8-1849. 134  Calderón le comentaba a Narváez que los soldados que hasta entonces se habían com-portado como padres de almas, empezaron a actuar. Y si antes no se encontraba una navaja ni para un remedio en toda la división, en esos días los muchachos ofrecían un par de ellas a cada cual para su defensa y salvaguardia véase ARAH, Calderón, legajo 9/4437, Terni, 2-8-49 (carta, minuta), Calderón a Narváez. Córdova, en su libro, cuenta la siguiente anéctoda que a la luz de estos comentarios de Calderón tiene todo el viso de ser realidad. Cinco soldados españoles, cansados de las amenazas, agresiones e insultos, se pusieron de acuerdo para vengar tantos atentados. Una tarde, cuando ya había anochecido, se dirigieron a una alameda aislada y solita-ria, en la que la gente solía pasear. Cuatro de ellos se escondieron entre los árboles, Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 163-217. ISSN: 0482-5748


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