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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

242 GERMÁN SEGURA GARCÍA Doc. 3. Máximas generales de la artillería de campaña Extracto del Essai sur l’usage de l’artillerie, de Edme-Jean-Antonie Dupu-get. Arckstée & Merkus. Ámsterdam, 1771, pp. 29-55. «Máximas generales relativas a la artillería en la guerra de campaña. I. No se debe utilizar en la guerra más que cañones que puedan barrer al menos tres o cuatro hombres en fila a la distancia de doscientas toesas 1 toesa = 1,95 metros. II. Nuestras piezas ordinarias en cada calibre son preferibles a las pie-zas que sean dos pies 1 pie = 32,5 cm más cortas que ellas, o un pie y medio, debido a que su tiro es más preciso y su alcance, en muchas ocasiones, mayor. III. En campaña, el calibre más grande debe ser el de a 12 o el de a 16 en un pequeño número de piezas. IV. A 400 toesas los disparos son poco ajustados; a 200 comienzan a ser más precisos; son mortíferos a partir de 100. Así, cuando los enemigos están a la primera distancia debe tirarse lentamente para inquietar sus maniobras dándose tiempo para apuntar; a la segunda, vivamente para ralentizar su marcha; a la tercera, apresuradamente para romperlos. V. Las balas hacen generalmente más mal a los enemigos que los dis-paros realizados con metralla. VI. Los cartuchos de racimo y los cartuchos de metralla no son de tanta utilidad para tirar a cortas distancias como las balas ordinarias de fusil envueltas en sacos de lienzo ligero. VII. El alcance medio de los cartuchos de racimo con balas menudas es de cien toesas, y sesenta el de las balas de rodantes. VIII. Un cañoneo que no tiene otro propósito que el de matar a un pe-queño número de pobres soldados que pasan por allí, sin estorbar los proyectos del enemigo, ni honra al que manda la artillería ni al que la ejecuta. IX. Se pueden transportar las piezas de a 4 al menos por donde pasan cuatro hombres de frente, y por cualquier lugar, con tiempo, pacien-cia y un poco de imaginación. X. Se debe evitar, tanto como sea posible, colocar las baterías inmedia-tamente delante de las propias tropas, o sobre pequeñas eminencias que estén detrás de ellos. XI. Es un error creer que el cañón debe emplazarse preferentemente en alturas muy elevadas sobre el nivel del terreno. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 219-250. ISSN: 0482-5748


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