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REVISTA DE HISTORIA MILITAR 115

LA BATALLA DE QUINTO DE EBRO EN LA OFENSIVA... 91 Negrín López, decidió que era el momento de intentar la toma de Zarago-za. El ministro de «Defensa Nacional» de la República, Indalecio Prieto Tuero, y el jefe del Estado Mayor Central, coronel Vicente Rojo Lluch, participaron en su planeamiento. Las columnas procedentes de Cataluña, que al poco de comenzar la guerra se internaron en Aragón, ya tenían ese mismo objetivo. Durante un año estas columnas prosiguieron sus ataques en este frente pero la situación no varió sustancialmente. La mayoría de estas unidades era de composición miliciana y aunque en todas ellas había simpatizantes de varios partidos, cada columna tenía mayoría de alguno en particular. En esta zona se había organizado un gobierno paralelo denominado Consejo de Defensa Regional de Aragón3, de mayoría anarquista. Dicho Consejo tenía su sede en Caspe y había sido reconocido por el Gobier-no Central de manera provisional en diciembre4. Pero en abril de 1937 el Gobierno fue asumiendo competencias y procedió a la militarización forzosa de las columnas, transformándolas en brigadas y agrupándolas en divisiones y cuerpos de ejército. Más tarde, en agosto, el Gobierno firmó la disolución del Consejo Regional de Defensa de Aragón. Los anarquistas, que por aquel entonces apenas tenían representación política ni en Catalu-ña ni en Valencia (donde se había trasladado el Gobierno desde Madrid), no se opusieron por cauces legales. Por si hubiera reacciones violentas se envió a Líster con su 11 División a Aragón. Su unidad se situó en las in-mediaciones de Caspe el 11 de agosto y junto con otras unidades, como las divisiones 27 y 30, controlaron la situación. La disolución del Consejo se llevó a cabo sin excesivos problemas y los anarquistas siguieron luchando al lado de la República. Tras esta acción republicana se volvió al objetivo que, aparte de la mencionada toma de Zaragoza, era, tal y como en Brunete, conseguir dis-traer fuerzas nacionales del frente del norte. Por otro lado, parece que Fran-co prefería perder Zaragoza antes que apoyarla con un solo soldado de los que estaban atacando Santander. Eso sí, no parecía haber problema en man-dar refuerzos de otros frentes, tales como el del centro. El balance de tropas en el frente de Aragón antes de esta ofensiva estaba prácticamente en tablas, de manera que era necesario el concurso de otras fuerzas si alguno de los bandos quería obtener ventaja en un ataque. En los dos puntos siguientes se expondrá la situación de fuerzas nacionales y republicanas en este frente en el momento de la ofensiva. 3  A raíz de la reunión del 6 de octubre de 1936 en Bujaraloz (Zaragoza). 4  Documento n.º 6, por el que se reconocen los consejos provinciales en general, no solo el de Aragón. Revista de Historia Militar, 115 (2014), pp. 89-134. ISSN: 0482-5748


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