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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA: CAMPAÑAS MILITARES EN LA... 171 En Aragón, el ejército borbónico –próximo a los 40.000 hombres– esta-ba liderado por el conde de Aguilar y el marqués de Bezons56, cuya falta de compenetración permitieron a Starhemberg ocupar Balaguer el 28 de julio a pesar de que sus fuerzas ascendían a 20.000 infantes, 7.000 caballos y 3.000 fusileros de montaña o migueletes. El mismo Felipe V se tuvo que hacer cargo del ejército borbónico en la plana de Urgell, pero no pudo desalojar a los austracistas de sus posiciones en el margen izquierdo del Segre. Por entonces, la fatiga de Francia había llegado al límite y Luis XIV se vio obli-gado a retirar sus fuerzas de España como condición previa a unos acuerdos de paz que no fructificaron. En 1709, un invierno rudo había asolado Europa destruyendo buena parte de los cultivos franceses y acabando de debilitar aún más un país sobre el que había recaído principalmente el peso de la guerra. En enero, el papa Clemen-te XI reconoció al archiduque Carlos como rey de la Monarquía española, lo que conllevó a fragilizar la situación internacional de Luis XIV y de Felipe V. El desánimo en la corte de Versalles aconsejaron al Rey Sol el envío de un emisario a la Haya, sede de la Gran Alianza, para negociar un acuerdo de paz con los aliados. La arrogancia de los holandeses impuso a España y Francia unas condiciones desorbitadas y no se pudo concretar ningún acuerdo. Los aliados no solo pedían la cesión de la Monarquía española al archiduque Car-los y avances ventajosos en las plazas de la barrera holandesa y Alsacia, sino que además exigían a Luis XIV que obligara a su nieto a abandonar España en el plazo de diez meses. Tras la derrota de Malplaquet, Luis XIV reanudó las negociaciones en marzo de 1710 en Gertruydenberg, cerca de Breda. Se barajaron distintas combinaciones para el reparto de los territorios de la Mo-narquía española entre los dos pretendientes, pero el punto que Luis XIV no quería abordar era la condición de declarar la guerra a su nieto o tomar alguna medida violenta contra él, como se le había exigido en negociaciones anterio-res. Los aliados se mostraron de nuevo intratables y los delegados franceses se retiraron a París en julio de 1710 dejando recaer toda la responsabilidad de la continuación de la guerra sobre sus enemigos. 3.4. El archiduque contraataca: 1710 En previsión de que Luis XIV no se aviniera a las exigencias de la Gran Alianza, los aliados reforzaron sus fuerzas en la Península para intentar 56  Íñigo de la Cruz Manrique de Lara, XI conde de Aguilar de Inestrillas (1673-1733) y Jacques Bazin de Bezons, marqués de Bezons (1646-1733). Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 149-182. ISSN: 0482-5748


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