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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2014

58 ENRIQUE MARTÍNEZ RUIZ necesariamente pesimista y admitir que la presencia española periclitaba en aquellos escenarios donde estaba siendo cuestionada y combatida. No obstante y aunque existan las carencias señaladas, parece que la situación es susceptible de otros enfoques5 no tan pesimistas. Ahora bien, no podemos perder de vista la auténtica realidad del Ejér-cito a finales del siglo XVII. Que el dispositivo territorial monárquico se mantuviera en su práctica totalidad, no significa que en la milicia hispana no hubiera carencias e incapacidades, abusos e incompetencias, ni puede disi-mular las limitaciones de una administración que durante décadas lucha por corregir deficiencias orgánicas y estructurales sin conseguirlo. Ni siquiera la creación de nuevas Juntas pudo enmendar el rumbo. En los primeros años del reinado, la Junta de Provisiones, la de Levas, la de Presidios y la de Medios buscaban recursos y ofrecían remedios que no bastaban para los maltrechos ejércitos hispanos. En definitiva, parece como si la inercia y la improvisación de acuer-do con las circunstancias de cada momento, resultaran determinantes en la trayectoria del Ejército español de fines del siglo XVII. Con medidas de alcance general que no llegan a ser eficaces, pervive una organización que descansaba sobre dos elementos básicos, el ejército exterior y las Guardas en el interior, que se refuerzan con las milicias y la puesta en marcha de otros procedimientos –algunos de carácter feudal– que no bastaron para re-mozar el sistema6. En el siglo XVIII desaparecería esta especie de «dualismo» militar que había sido la columna vertebral sostenedora de la actividad bélica española en los dos siglos anteriores y el Ejército se organiza sobre dos estructuras diferentes: una es de carácter orgánico y la otra territorial. La orgánica es el ejército propiamente tal en cuya composición entraban quintos, voluntarios, extranjeros y vagos y maleantes recogidos en levas forzosas; la guardia real era el grupo más profesional y selecto de esta estructura7, en la que figuraban también los restos supervivientes de los tercios: es el sector que podía utili-zarse tanto en la península –la guerra de Sucesión iba a exigirlo así– como, 5  Más detalles, en MARTÍNEZ RUIZ, Enrique: Los soldados del Rey. Los ejércitos de la Mo-narquía Hispánica, 1480-1700. Actas, Madrid, 2007, cap. IV. Vid. también GARCÍA HER-NÁN, Enrique y MAFFI, Davide (eds.): Guerra y sociedad en la Monarquía Hispánica. Política, Estrategia y Cultura en la Europa moderna (1500-1700), 2 vols. Fundación Mapfre, Ediciones del Laberinto, CSIC, Madrid, 2006. 6  Sobre las Guardas, MARTÍNEZ RUIZ, Enrique y PI CORRALES, Magdalena de Pazzis: Las Guardas de Castilla. Primer ejército permanente español. Sílex, Madrid, 2013. 7  Vid. MARTÍNEZ RUIZ, Enrique: «La Guardia Real. Antecedentes y desarrollo», en Historia Militar de España, t. III. vol. III Los Borbones, IGLESIAS, Carmen (coord.), 2014, págs. 253-274. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2014, pp. 55-86. ISSN: 0482-5748


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