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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 130

FRANCISCO VELASCO HERNÁNDEZ atlánticas, aquellas que la documentación de la época denominaba «navíos redondos o gruesos», y que constituían auténticas fortalezas flotantes, casi invencibles (8). También adoptarán un nuevo estilo pirático en el que las incursiones tierra adentro fueron sustituidas por el robo estricto de embarcaciones mercantes, que les proporcionaban botines mucho más sustanciosos que las razias de antaño (9). Estas escuadras de navíos redondos pusieron su punto de mira sobre Alicante y Cartagena, cuyos puertos desarrollaban en ese momento un próspero comercio, con una intensa circulación de embarcaciones mercantes por sus costas (10). Desde entonces, no hubo un solo año en el que estos navíos piratas no hicieran acto de presencia en ellas, abordando todo lo que por ellas navegaba, hasta el punto que en muchas ocasiones quedaron bloqueados y desabastecidos ambos puertos (11). Incluso se atrevieron a atacar y vencer en 1617 a un convoy militar organizado por la proveeduría de Cartagena con siete navíos, una saetía y 14 compañías de infantería española a bordo. Fue lo que hemos convenido en llamarle «el desastre de cabo de Palos», que se saldó con más de 380 muertos, unos 250 soldados capturados, una nave quemada y destruida y otra apresada por el enemigo. Por parte corsaria los daños fueron mucho menores: tan solo perdieron uno de sus 15 navíos (12). La acción anticorsaria de las galeras al servicio de Felipe III La presencia de escuadrillas de galeras en el litoral murciano puede rastrearse desde finales de la Edad Media. Es conocida la participación de estas, utilizando el puerto cartagenero como base, en la toma de Málaga, Vera y otras localidades del valle del Almanzora durante la guerra de Granada. También su intervención en las expediciones militares a Italia entre los años 1495 y 1503 y en la conquista de Mazalquivir, Orán, Bugía y Argel en la costa africana (entre 1505 y 1510). La situación geoestratégica de Cartagena y su magnífica ensenada, capaz de albergar una flota entera a refugio de los vien- (8) BAk, Greg: Barbary Pirate: The Life and Crimes of John Ward, the Most Infamous Privateer of His Times, Stroud, 2006, pp. 65-68, y EARLE, Peter: The Pirate Wars, Nueva york, 2005, p. 28. (9) TINNISWOOD, Adrian: Pirates of Barbary: corsairs, conquests, and captivity in the seventeenth-century Mediterranean. New Cork, 2010, pp. 25-27. (10) Sobre la prosperidad comercial de los puertos de Alicante y Cartagena en esa época, véase: VELASCO HERNÁNDEZ, Francisco: «El auge económico de Cartagena y la revitalización del Sureste español en los siglos XVI y XVII», en Hispania, LXV/2, núm. 220, 2005, pp. 485-514. (11) VELASCO HERNÁNDEZ, Francisco: «Corsarios y piratas ingleses y holandeses en el Sureste español durante el reinado de Felipe III (1598-1621)», en Investigaciones Históricas, núm. 32, 2012, pp. 95-116. (12) «Un ejemplo de combate entre navíos al servicio del rey y escuadras de piratas: el fatídico encuentro de Cabo de Palos en 1617», en Cartagena Histórica, núm. 38, 2011, pp. 18-37. 12 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 130


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