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REVISTA IEEE 4

198 Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 4 / 2014 El BSA, firmado el 30 de septiembre, fija un máximo de 9800 efectivos de Estados Unidos en tierras afganas. OTAN por su parte reducirá su contingente hasta alcanzar los 2000 efectivos. Se cumplen así las palabras pronunciadas por el presidente Obama el pasado 25 mayo, en la base aérea de Bagram, cerca de la capital de Kabul, ante parte de los 32.800 militares que desempeñan allí sus labores: la retirada completa de las fuerzas militares estadounidenses establecidas en Afganistán, para finales de 2016, coincidiendo con el cierre de su segundo y último mandato. El Presidente Obama manifestaba así su voluntad de retirar a las tropas allí desplegadas, como ya hizo en 2011 con las que había en Irak (recordemos que en 2011 las fuerzas estadounidenses se retiraron de Irak debido, entre otras razones, a la incapacidad de la firma de un nuevo SOFA). No era éste el único objetivo de su visita: al día siguiente se celebraba el Memorial Day, día en el que Estados Unidos recuerda a los hombres y mujeres que fallecieron en el cumplimiento del deber, y quizá era uno de los mejores momentos para acercarse a los militares estadounidenses, con quienes no mantenía buenas relaciones. Otro objetivo más, quizá el más importante para Obama, era forzar la firma del Acuerdo Bilateral de Seguridad propicio a Estados Unidos. Según este BSA quedará en tierras afganas de 9800 militares durante 2015, cifra que descenderá a la mitad durante 2016, queriendo finalmente, semanas antes de finalizar su segundo mandato (enero 2017), replegar a la totalidad de militares (no se incluye aquí al personal habitual de la embajada). De esta manera Obama habría conseguido finalizar la participación de Estados Unidos en Irak y también en Afganistán (el cual ya causado 2.329 muertos y 19.66432 heridos estadounidenses). La firma de este acuerdo implica la presencia durante dos años de tropas estadounidenses con una doble misión: continuar con el adiestramiento de fuerzas militares afganas y participar en operaciones antiterroristas contra Al Qaeda. Aun cuando algunos periodistas, analistas o políticos dejan entrever que el Presidente Obama busca ganar votos para las siguientes elecciones presidenciales en Estados Unidos, lo cierto es que, de no haberse firmado un nuevo BSA y un SOFA, se habría podido producir un repliegue apresurado de las fuerzas militares estadounidenses y de la OTAN, creando una situación difícil en Afganistán, dado que las ANSF en general no son capaces de actuar por sí solas, sin el apoyo de la Comunidad Internacional. 32  La mayoría de las bajas se han producido entre mayo de 2010, (1.000) y abril de 2014. En los cuatro últimos años se ha triplicado el número de bajas.


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