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BOLETIN IEEE 6

245 Sus miembros no precisan ser clones del líder sino complementarse entre sí formando un grupo armónico y coherente unido como resultado de una finalidad y una cultura común. Es la idea de la Band of brothers de la que hablara Shakespeare en el célebre discurso de su obra Enrique V previo a la batalla de Agincourt8 y que la tradición naval británica, tan generosa siempre consigo misma, confería también al grupo formado por Horacio Nelson y sus comandantes. El líder estratégico ejerce labores de liderazgo ordinario sobre su equipo con vistas a su integración, a la actuación como un único ser. Se decía de Herbert Von Karajan que «cuando levantaba la batuta, la orquesta tocaba sola y como una orquesta de cámara. Sun Tsu dice que la espada del buen general debe ser una prolongación sin discontinuidades de su brazo». Un agregado de individuos no es un equipo, este tiene que conducirse de modo coherente, como una totalidad. La fragmentación por la no integración de alguno de sus miembros o, peor aún, su división en banderías al margen de las cuestiones planteadas, es una de las peores cosas que le puede pasar a un líder cuyo poder en tal caso debe ser utilizado para primar una u otra opción, lo cual tiene un costo en términos de legitimidad, rompe la armonía del conjunto y provoca con ello disonancias: falta de cooperación, de intercambio de información… todo lo cual se traduce en una pérdida de calidad en el apoyo a la decisión y aun de esta misma9. «La humildad del líder debe hacerle sentir un miembro más del equipo que, a su vez, debe responder reconociendo su preminencia. Esto, por un lado, favorecerá el diálogo franco y la mutua confianza y, por otro, hará sentir el esfuerzo realizado como una carga común del conjunto». Esto enlaza muy bien con la tradición china. En palabras de Lao Tse: «El líder es mejor cuando la gente apenas sabe de él. No tan bueno, cuando la gente lo obedece y aclama. Peor cuando es despreciado. Pero de un buen líder que habla poco cuando su 8 Es el célebre discurso del día de San Crispín: «Nos pocos, nos felices pocos, nos, banda de hermanos; Porque aquel que hoy vierta su sangre conmigo Será mi hermano; por muy vil que sea, Este día ennoblece su condición: Y los caballeros ahora en sus lechos de Inglaterra Se considerarán malditos por no haber estado aquí, Y tendrán su hombría en baja estima cuando oigan hablar a aquel que luchara con nos ¡el día de San Crispín¡». 9 ADAIR, John. Effective Strategic Leadership. Pan Books, 2003. bie3 ZĞĨůĞdžŝŽŶĞƐƐŽďƌĞůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽŵŝůŝƚĂƌĚĞůƐŝŐůŽyy/͘ƐƉĞĐƚŽƐĚĞů ůŝĚĞƌĂnjŐŽĞƐƚƌĂƚĠŐŝĐŽ͗ĐĂŵďŝŽLJĞƋƵŝƉŽ;///Ϳ &ĞĚĞƌŝĐŽnjŶĂƌ&ĞƌŶĄŶĚĞnjͲDŽŶƚĞƐŝŶŽƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞŶĄůŝƐŝƐ ϯϭͬϮϬϭϳ ϭϭ


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