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65 David López Morales Terrae Última Thule: cooperación en la región ártica haberse detenido su reloj en una región donde el mínimo fallo de cálculo de la latitud y la longitud supone jamás encontrar el destino deseado–, se encontró al británico Jackson que realizaba una expedición en el cabo Flora. Fue un golpe de suerte que estos dos exploradores se encontrasen por casualidad en miles de kilómetros cuadrados a la redonda de hielo deshabitado, inhóspito y hostil41. De la misma manera que una serie de elementos hicieron que algo tan poco probable sucediese, existen una serie de variables que explican el porqué desde hace varias décadas Canadá, Estados Unidos, Rusia, Finlandia, Noruega, Suecia, Islandia y Dinamarca cooperen dentro del Consejo Ártico, firmen acuerdos vinculantes en materia de seguridad y pese a las tensiones exis-tentes entre ellos en otros lugares del globo, y que algunos auguren una nueva época de Guerra Fría entre Rusia y el bloque occidental, nada parezca enfriar la cooperación en esta región. Hemos señalado que el deshielo en el Ártico abre oportunidades de explotación de recursos naturales y oportunidades comerciales a todos los Estados árticos. Esta región, es tal y como describía el profesor Koivurova, «el patio trasero de las grandes superpotencias»42, o como la profesora Conde señalaba, «el patio interior de las su-perpotencias o el Mediterráneo del norte»43. Estos elementos podrían ser interpretados como idóneos para el conflicto, empero, centrándonos en los dos problemas teóricos presentados y usando los intereses en juego ya indicados, nos presentan a los factores que explican la cooperación. En primer lugar, el cambio climático con el consiguiente deshielo de la banquisa polar si bien despierta oportunidades de riqueza, también aumenta la incertidumbre científica acerca de las consecuencias del cambio climático en esta frágil región, por lo que urge a la cooperación de los Estados para dar respuestas a las incógnitas. Asimis-mo debido a las condiciones hostiles de la propia región se necesita coordinación para asegurar la ayuda humanitaria y medioambiental en el caso de derrames de petróleo, accidentes marítimos, etc. La necesidad de crear bienes públicos origina la necesidad de cooperación, pero como hemos visto ya, dicha cooperación no siempre se dará puesto que la mera necesidad de un bien público no es incentivo suficiente para la cooperación. El artículo 193 de la CNUDM reconoce el derecho soberano de los Estados de ex-plotar sus recursos naturales44. Como observaremos más adelante la propia CNUDM reconoce el derecho de los Estados a realizar reclamaciones de soberanía en base al cri-terio de la extensión de la plataforma continental. En el caso de ser garantizada dicha 41  Ibid., p. 278. 42  Extracto de la entrevista realizada al profesor Timo Koivurova el 12.10.2015 en la Fundación Ramón Areces durante el simposio internacional «El Ártico: oportunidades y riesgos derivados del cambio climático». 43  Extracto de la entrevista realizada a la profesora Elena Conde el 30.10.2015 en la Universidad Complutense de Madrid. 44  Art. 193, Convención de las Naciones Unidas del Derecho del Mar. http://revista.ieee.es/index.php/ieee


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