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MEMORIAL INFANTERIA 77

MISCELÁNEA 83 delante de testigos, en presencia de la Audiencia y el Cabildo. ¡Acertada determinación! Sassenay, que esperaba un recibimiento muy distinto quedó muy sorprendido ante la fría actitud de Liniers. Después de unos tensos días, el Cabildo manda arrestar a Sassenay y lo envía a España. Sassenay estuvo prisionero en los pontones de Cádiz. En uno de ellos se sublevaron los franceses prisioneros de Bailén y lograron huir a la costa ocupada por sus tropas. Sassenay llegó a su castillo en Francia y tuvo que salir su mujer para que los criados le dejasen entrar; tan desconocido estaba. Los independentistas argentinos cada vez estaban más soliviantados. El 1 de enero de 1809, Alzaga da un golpe militar. En dicho día se debía formar el nuevo Cabildo y esto aseguraba una mayor concurrencia. La muchedumbre, junto con parte de las tropas, irrumpe en el Cabildo al grito de “¡Junta como las de España!”. Liniers, a la expectativa, quiere evitar una represión sangrienta, suponiendo que haya fuerzas que le sigan... Después de un agrio debate, Alzaga le insta a renunciar..., cuando de pronto entra en la sala el Coronel Saavedra, junto con otros oficiales. Ha dejado sus Batallones formados y los artilleros con las mechas encendidas en la plaza. Los del otro bando están igualmente prevenidos. Unos y otros están esperando a ver lo que pasa en el Cabildo. Saavedra, dirigiéndose a Liniers le insta a que no firme la renuncia. La superioridad de las fuerzas de los que apoyan al Virrey es grande. Saavedra toma del brazo a Liniers y le lleva al puente levadizo. Les recibe una gran aclamación de las tropas, a la que se une la muchedumbre toda, dando una prueba más de su volubilidad natural. El movimiento revolucionario está abortado; las fuerzas sublevadas habían hecho un gesto de resistencia que fue apagado prontamente por la actitud amenazante de los otros, más numerosos. Se retiran a sus cuarteles; Liniers da la orden, y se procede a desarmarles y a disolverles. En la tarde de ese día mismo, salieron desterrados para la Patagonia, Alzaga y los demás motores del alzamiento. Fue una decisión fulminante; hasta vestidos de ceremonia tuvieron que marchar. Pero enseguida se dirigen a Montevideo para seguir preparando la independencia. Pero Liniers ve las graves consecuencias que de esta situación pueden derivarse y oficia a la Junta Central de España pidiendo que se le releve, “que se envíe un Virrey que no se haya visto precisado a popularizarse... desconocido, y sin relaciones aquí; y que se envíen tropas de línea.” Es la solución que propone. Baltasar Hidalgo de Cisneros Se envía para sucederle a D. Baltasar Hidalgo de Cisneros, Teniente General de la Armada; pero no se envían Tropas de Línea, peninsulares, tan necesarias para mantener su autoridad. Llegó el nuevo virrey a Montevideo predispuesto contra Liniers debido a los informes de sus enemigos. Cisneros disolvió su gobierno y Liniers se retiró a una hacienda en mitad de Argentina, donde estaba de Gobernador Gutiérrez de la Concha, su buen amigo. Se dedicó a las tareas del campo, pasando un tiempo muy feliz... Pero los acontecimientos, y su lealtad al Rey, pronto le harían volver a la plena actividad militar. En junio de 1810, el virrey Cisneros es destituido por las turbas y obligado a huir a España. Liniers, en su hacienda de Córdoba, había continuamente recibido a revolucionarios que querían captarle para su causa, sin conseguirlo. Al enterarse de los sucesos independentistas de Buenos Aires, reúne en su hacienda a de la Concha y otros patriotas, donde les dice: “Todo el que se adhiera a lo hecho por la Junta revolucionaria o apruebe la deposición del Virrey Cisneros, deberá ser tenido por traidor a los intereses de la Nación, pues la conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria,


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