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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: GESTACIÓN … 117 político-militar decía “a realizar sobre Alhucemas”, pero el propio Berenguer habría de decir, tiempo después, que “en realidad no era de ocupación de Alhucemas, sino de ocupación de la cabila de Tensaman”, y que en él se hacía constar “la necesidad de un estudio más detenido del terreno a franquear que el que hasta aquel momento se había podido hacer, por los limitados elementos de juicio” de que entonces disponía. Berenguer viaja entonces a Melilla con la intención de estudiar las posibilidades del terreno. En aquellos momentos no había nada concretado, pero los avances de Silvestre, conseguidos a tan bajo coste, estimulaban a todos. También a él, pues si bien es cierto que había dejado claro a Eza que la activación de las operaciones en el Rif no estaba entre sus planes inmediatos, “después del éxito de Beni Said y recogidas las voluntades y el ambiente público en mi viaje a Madrid” cambió de opinión y se decidió a “abordarla de una vez”67. El 28 de marzo Silvestre y Berenguer se entrevistaron en el Giralda. Beni Said y Beni Ulixek no mostraban ningún signo de alteración. Tensaman, que había dado señales de acercamiento y cuyos jefes ya se habían presenciado en las oficinas de Policía Indígena, seguían en esa dirección. Sidi Dris se había ocupado con la colaboración de muchos jefes cabileños. La buena voluntad de Beni Tuzin también estaba registrada, pero de los Beni Urriaguel se decía lo contrario, habiendo disgusto con Abd el Krim68. Berenguer se entrevistó tres días después –solo pudo desembarcar cuando remitió el temporal– con los jefes locales que habían ido a recibirlo, notándose ya entonces los problemas entre los de Axdir y los de la montaña. Ese día viajaron a Melilla, donde “todos, generales, jefes, oficiales y tropa, estaban orgullosos de su brillante labor, y a justo título”. La situación política y militar no podía ser mejor en marzo de 1921, según el alto comisario. Berenguer conversó con el célebre coronel Morales, que con celo por su trabajo le habló de la situación política. Le comentó cómo se repartían ranchos a las cabilas más pobres, cómo se abrían escuelas para la instrucción de los niños; se reparaban moravos, zocos, se construían nuevas fuentes. Según Berenguer, en 1923, toda aquella labor estaba recogida en una memoria archivada en la Oficina Central indígena de Melilla, pero que es desconocida Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 117-132. ISSN: 0482-5748 para esta investigación69. Berenguer recorrió las posiciones avanzadas; vio Annual, divisó la Loma de los Árboles por primera vez, Bumeyan, Talilit, etc. El examen de la zona fue liviano. Faltaban datos, mapas, los croquis se estaban aún dibu- 67  BERENGUER FUSTÉ, Dámaso: op. cit., p. 16. 68  Ibídem, p. 17. 69  Ibídem, p. 18.


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