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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

MANUEL FERNÁNDEZ SILVESTRE: GESTACIÓN … 119 (Beni Urriaguel) tras la marcha del alto comisario. Los cabileños de la montaña habían tomado represalias contra aquellos jefes que se habían mostrado amistosos con los españoles en el recibimiento del 1 de abril. Ya el día 7 se habían quemado las propiedades de algunos beniurriagueles de los “amigos de España”72. Mientras Silvestre estaba de permiso, Navarro, segundo en el mando, escribió al alto comisario para informar de la normalidad de la situación. Morales había entablado conversaciones con Mohamed Abd el Krim, hermano del más conocido de ambos, que parecían marchar bien. Mientras tanto, Mohamed Abd el Krim reunía armas para Beni Urriaguel73. Hasta el 29 de mayo no dirigió Silvestre carta a Berenguer, demorándose en hacerlo tras su regreso a Melilla. No había realizado aquellas operaciones sobre el Amekrán para las que había sido autorizado y Berenguer, en carta a Eza, comentó: “si ha de aprovechar el tiempo antes de los calores del verano, no tardará mucho en operar”74. Esto es, que de él se esperaba que lo hiciese. Se dice que, estando Silvestre en la Península, fue espoleado por muchos y que volvió con renovadas ansias por avanzar y lograr un éxito rotundo que le valiese las felicitaciones de todos. Solo hemos encontrado testimonios aislados en esta investigación, aunque sobre este punto merecería la pena profundizar mucho. Eza, por ejemplo, dijo a las Cortes que “ni por asomo mostró impaciencia por que se avanzara sobre Alhucemas”75. Berenguer ni siquiera mencionó algo al respecto en sus memorias, lo que no deja de ser indicativo. En su carta del 29 de mayo, que fue recibida con posterioridad a lo de Abarrán, Silvestre hablaba de lo abundante de la cosecha de ese año, de que la fiesta de la jura de bandera había sido un éxito por haber acudido 200 jefes de las cabilas sometidas y 226 niños, pertenecientes a las escuelas de la Policía Indígena. Solo Tensaman y Beni Urriaguel planteaban problemas. Ambas cabilas, entendía el general, estaban políticamente unidas, y Abd el Krim se destacaba en la formación de una harca más preparada, organizada e instruida de lo habitual, dificultando “una actuación armada” y “en grado sumo la política”. Al mismo tiempo, decía Silvestre que el líder rifeño había comenzado una acción política que “lo mismo puede ser una habilidad para cubrirse si las cosas salen mal (esto parece lo más probable), que hija del convencimiento de que España ha de ir a Beni Urriaguel”. Abd el Krim preparaba por entonces una fuerza de 500 a 1.000 hombres al tiempo que mantenía conversaciones los días 16, 18 y 19 de mayo con Morales. Terminaba Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 119-132. ISSN: 0482-5748 Silvestre diciendo: 72  BERENGUER FUSTÉ, Dámaso: op. cit., pp. 30-31. 73  Ibídem, p. 32. 74  Ídem. 75  MARICHALAR Y MONREAL, Luis: op. cit., pp. 54-55.


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