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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

194 RICARDO GONZÁLEZ CASTRILLO El gran número de fuerzas enemigas, unido a la escasez de bastimentos y munición que padecían los españoles, hicieron insostenible la situación. Consciente de ello, el conde convocó a Fernando de Cárcamo, maestre de campo general, ordenándole que hallara a los capitanes para comunicarles la necesidad de abandonar el campo, fingiendo no querer hacerlo sino a ruegos de sus propios oficiales y exponiéndoles como propio tal pensamiento que, en realidad, era sugerencia del conde. El documento escurialense señala que, con este ardid, el conde buscaba descargar la responsabilidad de abandonar el asedio en los capitanes, dando a entender que “aunque le pesava”, cedía ante la mayoría de los partidarios de marcharse de allí96. Los preparativos para la retirada se encuentran asimismo detallados en esta fuente. Se repartió la pólvora y mecha entre los soldados, y se encendieron fuegos para simular que la intención era la de quedarse para proseguir el combate97. Sin embargo, no se tuvo en cuenta la recomendación de Martín de Córdoba de deshacerse de los cañones más pesados –previamente inutilizados– para lograr un repliegue más rápido. Desastre en Mazagran A las once de la noche del 25 de agosto, los españoles levantaban el campamento ‘a la sorda’, sin ruido ni estrépito, para burlar a los turcos y emprendían el regreso hacia Orán. Lo hicieron con bastante desorganización por la falta de coordinación entre maestres de campo y capitanes, pero también por no haber formado escuadrones ni designado a nadie que se ocupara de la artillería, “ni de las otras cosas que convenia a retyrada tan pelygrosa”98. De hecho, los oficiales actuaban por inercia, guiados por su propio criterio y sin recibir orden alguna. Como en anteriores ocasiones, Martín de Córdoba marchaba a retaguardia y, en medio del desconcierto, alcanzaron sus tropas Mazagran tras cinco horas de marcha. Las fuentes destacan que la tardanza en llegar se debió a tener que acarrear “la dicha artilleria por un arenal entre Mostagan y Maçagan”, como había pronosticado el hijo del conde, partidario como dijimos de transportar solo las piezas más pequeñas99. En el campamento quedaron cincuenta soldados malheridos “dando los mayores grytos del mundo, qu’era muy gran conpasyon oyrlos”100. Esto alertó a los    96  BME, op. cit., f. 326v.    97  CAT, E.: op. cit., p. 103.    98  BME, op. cit., f. 326v.    99  CAT, E.: op. cit., p. 103. 100  BME, op. cit., f. 327r. Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 194-216. ISSN: 0482-5748


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