Page 28

REVISTA DE HISTORIA NAVAL 134

COLBERT Y PATIÑO: DOS COLOSOS EN LAS MARINAS BORBÓNICAS usanza de los ingleses. El reclutamiento actual se inspira en los métodos implantados por Colbert. Durante 1676 se produjeron varios combates entre la Flota francesa y la combinada hispanoholandesa en los alrededores de Sicilia. Duquesne resulta vencedor y el almirante Ruyter muere en la batalla (52). Al fallecimiento de Colbert, en 1683, la Marina poseía 117 navíos de línea con doce de primer rango (74-120 cañones), veinte de segundo (60-72), treinta y nueve de tercero (50-60), veinticinco de cuarto (40-46) y veintiuno de quinto (24-36), sin contar las fragatas y otros buques menores. Casi hasta finales de siglo consigue mantener una Flota de entre 100 y 120 unidades. Entre 1689 y 1693 este esfuerzo constructor se refuerza con la botadura de diecisiete buques, que permitirán alcanzar un tope de 154 unidades entre navíos y fragatas, cifra que no se superará durante todo el siglo XVIII (53). Cuando Felipe V llega a España, la Marina se encuentra en una situación casi idéntica a la que se encontró su abuelo Luis XIV en Francia cuando asumió el poder a la muerte del cardenal Mazarino. El problema para el Borbón español es que no disponía de un ministro colaborador como Colbert, con lucidez suficiente para advertir la necesidad de reactivar la construcción de navíos y alcanzar la fuerza naval precisa. Además, ante la Guerra de Sucesión, su abuelo va a prestarle toda la ayuda necesaria tanto naval como terrestre, ya que la situación española era bastante caótica. La parte positiva de este cuadro es la llegada a España de asesores franceses, que sobre la base de su experiencia en tierras francesas casi medio siglo antes, señalarán la ruta política a seguir no solo en el aspecto naval, sino también en el financiero y comercial. Hay dos intentos de crear una nueva Flota. En 1705, en la junta de Restablecimiento del Comercio, con proyecto de Nicolás Mesnager, y en 1712, con un proyecto de Tinajero de la Escalera. Pero el impulso real a la Marina lo dio la creación en 1714 de la Real Armada, al integrar las diferentes Armadas y a sus oficialidades, y disponer que la protección de las flotas a Indias recayera en la Corona. El conde de Bergeyck, que había sido reclamado de Flandes en 1713, ya había presentado al rey un plan para el desarrollo de la Marina, apoyándose ampliamente en la experiencia francesa. Este hombre, junto con Bernardo Tinajero de la Escalera y los almirantes Pes y Gaztañeta, fue clave en el planteamiento de iniciativas para la construcción de una nueva Flota. josé Patiño sería su ejecutor e impulsor, y será tras su nombramiento como nuevo intendente general de Marina cuando los recursos aumenten espectacularmente: en 1705 se habían invertido 78.000 escudos, y en 1717, 1,485 millones (54). De la misma forma, el economista Uztáriz presentó un detallado plan de reforma de la Marina, bien fundamentado en cuanto a costes y tonelajes y ofreciendo una comparativa circunstanciada en relación con otras Marinas. (52) FERNÁNDEZ DURO, C.: op. cit., pp. 133-146. (53) ACERRA, M., y ZySBERG, A.: L’essor des marines de guerre européennes (1680-1790). Sedes, 1997, p. 21. (54) KAMEN, H.: op. cit., p. 150. Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 27


REVISTA DE HISTORIA NAVAL 134
To see the actual publication please follow the link above