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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 333

Gigantescas infraestructuras Englobada tangencialmente en el grandioso proyecto de la NRS, en junio de 2011 empezó a funcionar la línea de alta velocidad entre Beijing y Shangai, de 1.318 kilómetros, la más larga del mundo, resultado del acuerdo de la red Transasiática de Ferrocarriles firmado en Busan (Corea del Sur) en 2006 por 70 países. Otras obras ingente paralelas a la NRS en el plano energético son el oleoducto China-Turkmenistán y el oleoducto entre Kazajistán y China, de 2.800 kilómetros, que lleva el petróleo desde los campos kazajos de Aktobe hasta la ciudad china de Alashukou, en la frontera de la provincia de Xinjiang. También el Mediterráneo y el sudeste de Europa, y en particular Grecia, se están beneficiando de las inversiones chinas en la NRS. El proyecto de infraestructura más notable en este sentido, que finalizará en 2017, une directamente el puerto de El Pireo, uno de los mayores de contenedores en Europa, con los países de Europa Central y Oriental. Se calcula en unos 2.200 millones de euros el coste de esta empresa, que hace llegar la Ruta de la Seda al corazón de Europa. Una cantidad que se financia con préstamos blandos del Banco de Importación y Exportación de China. De la construcción se encargará la corporación estatal China Railway and Construction. Acorde con este plan, China se ha comprometido a mejorar el sistema de ferrocarriles de Grecia, incluyendo el trayecto que conectaría Salónica y Macedonia con Belgrado y Budapest. Con esto, los productos chinos, que actualmente se envían al norte de Europa por el canal de Suez y a través del Mediterráneo, pasarían a ser desembarcados en El Pireo, y desde allí irían en trenes hasta Holanda, Bélgica, Alemania y Escandinavia, lo que reduciría el tiempo de transporte en casi un mes. El Pireo se convierte así en el punto clave para la entrada de las mercancías chinas en la Unión Europea, aunque las compañías navieras chinas tienen también presencia consolidada en los puertos italianos de Nápoles y Génova, y en los españoles de Barcelona y Valencia. explica el director adjunto del Centro de Investigación de Asia y el Pacífico de la Universidad de Pekín, Yang Baoyun, el objetivo estratégico naval de China es doble. En el plano internacional, su estrategia marítima apunta a «proteger y salvaguardar la unificación, la soberanía nacional y la integridad territorial del país para poner fin a las disputas marítimas con los países vecinos, con el fin de preservar los intereses de China y crear un entorno Zhao Junchao/EFE favorable a su desarrollo». En el plano interno, la estrategia marítima busca, según el Gobierno de Pekín, afianzar el desarrollo sostenible y contribuir al avance económico y social. ORÍGENES REMOTOS La Nueva Ruta de la Seda tiene resonancias muy antiguas. En su versión terrestre recorre el camino que el imperio chino utilizó durante siglos para relacionarse con el resto del mundo, que alcanzó su apogeo durante la dinastía Tang, entre los siglos VI y X. Esa vía, recorrida en la Edad Media por viajeros europeos como Marco Polo o el embajador castellano Ruy González de Clavijo, partía de Xian, en el este de China, y a través de Asia Central terminaba en la ciudad de Bursa, en la actual Turquía, y desde allí se prolongaba al sur de Europa por el Mediterráneo. Aunque la antigua ruta se inició varios siglos antes de la era cristiana, se considera a Yang Qian (164-104 antes de Cristo) el padre de la Ruta de la Seda terrestre. Militar y diplomático, Qian fue un enviado imperial que exploró las regiones de Asia Central durante el tiempo de la dinastía Han. Partió desde Changan, en Xian, por entonces la capital imperial, y llegó al extremo occidental de la Gran Muralla levantada por los chinos para protegerse de las invasiones de los nómadas mongoles y turcomanos. Desde allí atravesó el gran desierto de Taklamakán, en busca de los «caballos celestiales» que se crían en el valle de Fergana, entre China y Uzbekistán. A lo largo de 30 años Qian dejó testimonio en multitud de planos y documentos de los caminos que partían hacia los territorios occidentales, y estableció contacto con los pueblos que habitaban los actuales Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán, Kirguistán, Irán y Afganistán. A finales del siglo IV, se inicia lo que se considera el embrión de la Ruta Marítima de la Seda con el monje budista Faxian, que después de 15 años de peregrinaje por el valle del Indo y el interior de la India vivió para contarlo y regresó a China en barco desde las costas de Ceilán y Bengala. La expansión marítima se consolidó en la primera mitad del siglo XV, cuando el navegante Yeng He organizó una serie de viajes patrocinados por la dinastía Ming. Desde el puerto de Guangyou (Cantón), los barcos de He llegaron al Golfo Pérsico, el Mar Rojo y el puerto de Malindi, en Kenia, bordeando la India, y hacia el sudeste a las costas de Indonesia por el estrecho de Malaca. El imperio mongol de Gengis Kan (1162-1227) impuso la Pax Mongolica en todo el cinturón central de Asia, lo 50 Revista Española de Defensa Noviembre 2016


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