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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 135

LA CONQUISTA DE PORTUGAL. ASPECTOS MARÍTIMOS estudiadas varias líneas de acción, a la vista de la información recibida por expertos en el arte de la guerra, el duque de Alba presentó al rey un plan de operaciones que propugnaba una penetración militar a través del Alentejo en dirección a setúbal, donde la armada de don Álvaro de Bazán debía abastecer al ejército de ocupación y ayudarle a ganar la orilla derecha del tajo, para así iniciar cuanto antes el asalto a Lisboa. el 13 de junio de 1580, en Badajoz, se celebra la gran revista militar del ejército expedicionario, a la que seguirá un brillante desfile. A la ceremonia, junto al rey, asistirán la reina, los infantes y el archiduque-cardenal Alberto de Austria. La razón de que el rey decidiese instalarse en la villa pacense era facilitar la comunicación con los generales que iban a acaudillar las fuerzas de ocupación y dar mayor impulso a las operaciones navales y terrestres, abreviando de este modo en lo posible una campaña que se presagiaba larga y sangrienta. el duque de Alba ―militar de enorme prestigio, admirado unánimemente por los tercios españoles― se sentía ante todo un «soldado al servicio del Rey», por lo que, pese a hallarse enfermo en el momento de recibir la orden, se puso al frente de un ejército de 24.000 hombres que incluía 11 tercios de infantería, 3.000 zapadores, 23 compañías de caballería y 100 piezas de artillería (veintidós de grueso calibre), más un total de 3.000 carros de aprovisionamiento. Al mismo tiempo, en Cádiz se alistaba una flota compuesta por unas 60 galeras (34 españolas, 20 de Nápoles y 10 de sicilia), que se dividían en tres escuadras: la primera, al mando de don Francisco Benavides; la segunda, al del conde de villasorres, y la tercera, conducida por don Francisco Colona. Para hacer frente a este impresionante ejército, apoyado por añadidura por 30 embarcaciones menores, las fuerzas portuguesas apenas sumaban algunas compañías de infantería, que encuadraban a 25.000 hombres, y 2.500 efectivos de caballería. esta fuerza se componía en su mayoría de campesinos reclutados a toda prisa y de milicianos voluntarios, todos bajo el mando de Francisco de Portugal, conde de vimioso. el almirante Gaspar Brito se puso al frente de naos y galeones, y don diego López sequeira, de las galeras. Por su parte, Francia e Inglaterra prometieron unos apoyos que, sin embargo, no llegarían a verificarse. el monarca español, considerando Portugal un país hermano, no quería que la conquista se hiciese a sangre y fuego, y procuró evitar en todo momento que las tropas españolas se entregaran a desmanes y saqueos, dando al respecto órdenes tajantes a sus generales. La campaña se iba a desarrollar mediante una acción coordinada de ambas fuerzas, navales y terrestres. Antes de romper definitivamente las hostilidades, el monarca aún trató de llegar a un acuerdo con los fieles al prior de Crato, que lo desecharon. No obstante, lo cierto es que ni el rey de españa ni don Antonio se avenían a una solución pacífica y pactada. el uno confiaba en su ejército, y el otro, en la ciudadanía y la plebe de Lisboa. La conquista de Lisboa dispuesta ya la maquinaria bélica, Felipe II, como ha quedado dicho, con su esposa, hijos y corte, se dirigió hacia Badajoz (extremadura). desde allí Año 2016 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 59


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