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AEROPLANO 34

Grumman Albatross y P-3 Orión del 221 Escuadrón. Escuadrón, pero también otros buques, como los destructores de la 31 Escuadrilla y distintas unidades modernizadas de la Flota fueron también testigos del buen hacer de las tripulaciones de los aviones de Jerez. Cuando la unidad antisubmarina del Ejército del Aire cumplía sus primeros cinco años de existencia, un período que había transcurrido sin problemas sensibles, en los continuos vuelos de Jerez a los diferentes puntos de nuestra geografía para participar en ejercicios con buques de nuestra Armada o en maniobras navales con otros países no muy frecuentes entonces, todo sea dicho, se produjo el primer accidente mortal de un avión HU-16A español en mayo de 1969. Sobrevino este accidente cuando quizá mayor era el grado de adiestramiento y mayor también el rendimiento operativo de la unidad y en circunstancias que no hacían presagiar el drama que lamentablemente tuvo lugar, de regreso de unos ejercicios, en un vuelo desde aguas de Cartagena a Jerez. El avión cayó al agua en las proximidades de Cabo de Gata y, como consecuencia del impacto contra el agua, murieron seis tripulantes y un oficial de la Armada que viajaba de transporte; uno de los tripulantes, el teniente de navío Pedro Mackinlay Leiceaga, consiguió salir con vida del brutal impacto con el agua y fue rescatado por el mercante bilbaíno Garby. El accidente causó gran consternación en el Ejército del Aire y en la Armada, porque era el primero en muchos años que sufría una aeronave con tripulantes de ambos Ejércitos, una circunstancia que habría de contribuir a sellar definitivamente el compañerismo y el espíritu de cuerpo entre los integrantes del Escuadrón, en el que ya poco importaba el color del uniforme de sus integrantes. Tan solo tres meses después y cuando la unidad todavía no se había repuesto del primer accidente, se produce otro en parecidas circunstancias, aunque en esta ocasión perecieron por desgracia los seis miembros de la tripulación y el capitán de fragata Evaristo Díaz Rodriguez, jefe de Operaciones Aéreas de la Zona Marítima del Estrecho, que viajaba de transporte. Como es lógico, este accidente sumió de nuevo en la desolación a los componentes del Escuadrón, que no podían comprender tal cúmulo de desgracias en tan poco tiempo. Para paliar en la medida de lo posible el bajón experimentado en la moral del personal destinado en Jerez y evidentemente para reponer las pérdidas de material sufridas, en abril del siguiente año el Ejército del Aire incorporó seis aviones Grumman “Albatross” adquiridos a Noruega. Se trataba de una versión de este modelo ligeramente diferente, la HU-16B, que aunque con más años de servicio que sus 114 Tubos lanzacohetes “far” de tiro naval junto a luz de búsqueda.


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