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mantenimiento compuesto por personal de distintas especialidades de la base de la Mar Chica. El mismo día de Navidad llegaban los tres hidros a Santa Isabel, donde fueron recibidos con gran entusiasmo. Permanecieron en esta ciudad durante diez días, marchando a continuación a Bata dos hidros: el “Valencia” y el “Cataluña”, pues el “Andalucía”, que era uno de los designados inicialmente para esta misión, resultó averiado y tuvo que ser sustituido por el “Cataluña”. Durante los seis días que estuvieron en Bata realizaron la misión fotográfica y cartográfica proyectada. El regreso a Melilla se realizó en doce etapas. Partieron el 26 de enero de 1927 y tuvieron un viaje más accidentado que el de ida; sin embargo y a pesar de las dificultades, el 26 de febrero amerizaron en formación en Melilla ante la ciudad entera volcada en su recibimiento. En este viaje, los mecánicos destacaron especialmente porque tuvieron que resolver averías muy complicadas y en condiciones extremas, especialmente Madariaga, que se consagró como un experto al que en adelante habría de considerarse una referencia en la especialidad. Todavía haría la Patrulla un viaje extra. Marcharon el 28 de abril desde Melilla a Barcelona para asistir a la inauguración de la Exposición Internacional del día 30. El 1 de mayo, el “Valencia” y el “Andalucía” regresaron a Melilla, permaneciendo en la ciudad condal el “Cataluña” para participar en la Exposición. Madariaga, además de los homenajes y banquetes con que fueron agasajados los tripulantes de la patrulla por el éxito del raid, recibió un agasajo extra en su pueblo natal. El acto tuvo lugar el 7 de junio y fue presidido por el comandante de Infantería y Gobernador Militar, Joaquín Loygorri. En el curso del homenaje, Madariaga fue obsequiado con un reloj de plata y un artístico pergamino. A finales de 1927, Madariaga pasa destinado a la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos (Madrid), donde permanece hasta julio de 1928, en que finaliza su compromiso con el Ejército y se licencia. Poco tiempo estuvo en esta situación pues, un mes más tarde, reingresa y asciende a cabo. Días más tarde causa alta como destinado en el taller de ajuste para efectuar las prácticas como aspirante al ascenso a sargento del Cuerpo de Mecánicos de Aviación, lo que se produce a finales de septiembre. Así escribía Ramón Franco para justificar el inicio de un nuevo raid consistente en dar la vuelta al mundo: Terminado el vuelo del “Plus Ultra” a Buenos Aires, y fuertemente contrariados por no haber podido seguir nuestra marcha triunfal y llegar en vuelo con el avión histórico a nuestra querida España, decididos a efectuar un nuevo vuelo en el que pudiéramos aprovechar los estudios y las enseñanzas del primero y poder llevar el saludo de España a las Repúblicas centroamericanas, y con la intención de seguir ganando glorias para nuestra aviación y nuestra Patria. El avión elegido sería un hidro Dornier “Super Wal”, bautizado “Numancia” en recuerdo de nuestro barco de guerra y primer acorazado que dio la vuelta al mundo. La tripulación la formaban Ramón Franco, Eduardo González-Gallarza, Julio Ruiz de Alda y Pablo Rada. El 1 de agosto iniciaron el vuelo, pero una avería les obligó a intentar regresar al punto de partida, Cádiz, algo que no consiguieron y tuvieron que amerizar en Huelva, desde donde fueron remolcados a la bahía de Cádiz para la reparación del hidro en la sociedad Construcciones Aeronáuticas que lo había fabricado. No cejó Franco en su empeño y meses después fue de nuevo autorizado a intentar la vuelta al mundo en hidroavión. En esta ocasión la tripulación sería la misma con la que inició la anterior vuelta al mundo, excepto el mecánico. 32 Madariaga con los mecánicos cubanos en la reparación del “Cuatro Vientos” en La Habana.


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