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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 137

INSTRUCCIONES FUNDACIONALES DE LA ACADEMIA DE GUARDIAMARINAS... traza sean Yndecentes, o reconozcan incapaces de aprobechar en los estudios, o tontos» (art. 17). Las materias, muy diversas, que formaban el plan de estudios de los guardiamarinas venían descritas en el artículo 19, que muestra cómo Patiño pretendió dar la formación más completa posible al futuro guardiamarina durante sus meses de instrucción: «Como el principal fin de la formazion, manutenzion y establecimiento de este Cuerpo es para que el Rey no solo consiga habilitar la Nobleza de sus Reynos, y que le sirva en su Marina y (…) adornada de las Ciencias y facultades de la Mathematica con las reglas de la cantidad; discreta Geometria, trigonometria, Cosmographia, Nautica, Maniobra, fortificazion Militar, theorica de la Artilleria, y construccion de Navios, sino tambien aptos para otras profesiones, las que por falta de robustez o inclinacion no puedan seguir la Profesion Militar en Mar o en tierra, se formara una Academia (…) con salones capazes donde assistiran para enseñarseles los Maestros de estas facultades, en la conformidad que se dira, y al mismo tiempo se emplearan y ynstruiran por sus oficiales en los exercicios de las Armas, eboluciones militares, y manejo practico de la Artilleria, Danza y Esgrima, que se les enseñara en cuios Estudios y Exercicios se emplearan…» Desde luego, la formación de los guardiamarinas españoles no tenía nada que envidiar a la de sus homónimos británicos o franceses. Como señalan Lafuente y Sellés, los métodos de enseñanza y planes de estudio de estas dos naciones no parecieron adecuados a Patiño; este buscó, sobre todo, una «oficialidad cuya formación fuera de base matemática. Se pretendía sustituir, no solo la educación cortesana por otra colegial, sino introducir una racionalidad geométrica que, sin menoscabo del adiestramiento típicamente castrense, facilitase la asimilación de las novedades científicas y técnicas producidas en el extranjero». Pero, como se puede advertir en el plan de estudios, el designio de la Academia era conseguir un tipo de guardiamarina no solo dotado de una excelente formación teórica, sino también cultivado en otras artes, como la danza o la esgrima, que le convirtieran en un auténtico modelo de caballero al más puro estilo cortesano. La segunda parte de la instrucción de 1718 era la más extensa, pues regulaba en 52 artículos (del 20 al 71) todo lo relativo a «Exercicios y servicios en tierra», cuestión hasta ahora no normalizada. En realidad, se trataba de lo que podríamos denominar el régimen de gobierno interior de la Academia, con sus horarios por días y meses, las normas de alojamiento y de disciplina, etc. Así, se disponía un período de formación de un año, señalando las horas concretas del día en que debían comenzar y finalizar las clases. A las siete de la mañana, los cadetes y sus oficiales debían estar ya en pie, para oír misa, y finalizada esta acudir a la denominada «Sala de las Matemáticas» para comenzar sus clases (art. 20). Sin embargo, el horario de verano, de abril a septiembre, adelantaba una hora todas las actividades, pues el alumnado tenía que oír misa a la seis de la mañana y comenzar sus clases a las siete (art. 21). tras dos horas de matemáticas, los alumnos debían dividirse en tres grupos: el primero acudiría a los estudios de artillería; el segundo, a la sala de armas, y el tercero, Año 2017 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 21


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