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TEMAS PROFESIONALES Pero también es preciso tener en cuenta al propio individuo. Sus motivaciones no modifican la necesidad o no de aprender determinados idiomas, pero sí condicionan, al menos levemente, el camino y las medidas a tomar para que los intereses personales y de la institución confluyan lo máximo posible. Mientras que el estímulo para saber alemán o portugués puede provenir del interés particular del individuo, ya sea como simple afición (hay entretenimientos muy raros, algunos hasta leen tebeos) o como medio para obtener una mayor puntuación en los procesos de evaluación o para optar a determinados puestos (normalmente en el extranjero), en los casos del ruso y el árabe un problema añadido es la escasa proyección profesional que lleva aparejada para aquel que se especializa en estos idiomas, que, además, lo encasilla en determinados puestos. Mientras que el inglés (imprescindible para muchísimos destinos) o el francés abren puertas, el ruso y el árabe, sin llegar a limitarlas, exigen cierto peaje que no todo el mundo está dispuesto a pagar. ¿Necesitamos más idiomas? Solo he comentado los idiomas que actualmente se consideran de interés para las FF. AA. ¿Podemos plantearnos la necesidad de otros diferentes de los hasta ahora analizados? Ciertamente ello requeriría un estudio mucho más profundo, especialmente de los riesgos y amenazas, así como de las relaciones de España con los países donde estos se hablan. Así, por muy estrecho que pueda ser nuestro vínculo con los países nórdicos, no parece tener sentido impulsar, por ejemplo, el noruego, debido a su escasa penetración como idioma, dándose el caso además de ser países con un buen dominio del inglés. Desde el punto de vista comercial, el chino (el mandarín, que es el más extendido) ha experimentado un importante crecimiento a nivel mundial que, sin desplazar al inglés, se ha hecho un hueco, especialmente por el impulso de su Gobierno, así como por la reticencia de los propios chinos a emplear otros idiomas. La República Popular de China posee, además, unas Fuerzas Armadas en auge. Si bien su postura oficial siempre ha sido la de prepararlas para defender su territorio y no con ánimos expansivos, lo cierto es que su crecimiento puede dar lugar a pensar en un posible cambio de estrategia; los numerosos conflictos territoriales que mantiene con países limítrofes o con Japón son prueba de ello. No obstante, debido a la lejanía territorial y al aparente enfoque chino a su territorio de influencia (Asia Oriental y Pacífico), no parece suponer una amenaza directa para nuestro país, desde el punto de vista militar, que compense dedicar esfuerzos a su idioma. Tal vez en países como Estados Unidos tengan una idea diferente. 2017 133


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